Capítulo II

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Ella veía el paisaje que tenía enfrente, los tonos azules del cielo y el mar formaban un solo conjunto de colores, ella no sabía dónde empezaba el mar y terminaba el cielo. Miraba a Hades sus cabellos y ojos hacían juego con el paisaje.

—¿Tienes un nombre? —preguntó él

—Me llamo Perséfone.

—¿Qué es lo que haces? Quiero decir todos tenemos actividades designadas por Zeus, cual es la tuya.

—Ayudo a....—pensó en decirle sobre quién era su madre, pero se arrepintió— Deméter a cultivar.

Hades sonrió esa chica creaba vida y el cuidaba de los muertos.

—¿Entonces me podrías decir porque en el estanque no había narcisos?

—Deméter odia los Narcisos, dice que Narciso no merecía ese castigo por tener amor propio.

—¿Conoces esa historia? —Hades se sentó a contemplar el paisaje e hizo una seña para que ella se sentara a su lado.

—En realidad creo que no, Deméter no habla mucho de esas cosas, cree que los Dioses son algo—ella se detuvo pues recordó que Hades era un Dios.

—¿Egocéntricos? Lo son, hace mucho me aleje de ellos, incluyendo de Deméter, son mis hermanos y los amo, pero...—suspiro—... me gusta vivir a mi manera, sin hacerle daño a nadie ni causar problemas, el inframundo es bastante acogedor a veces.

—¿Qué te trajo a la Tierra hoy?

—Hermes, por encomienda de mi hermano, quería invitarme a una fiesta mañana, a la cual no iré.

—¿Por qué no?

—Porque a nadie ahí le caigo bien, solo iría a comer y estar en un rincón solo escuchando las hazañas de todos.

—Posiblemente yo vaya...

—Solo los Dioses, medios Dioses y seres dignos pueden entrar al Olimpo.

—Ese es mi secreto, soy una Diosa.

—Lo sé eres hija de Deméter y Zeus lo cual hace que puedas entrar a cualquier lugar, lo supe en cuanto dijiste tu nombre. Lo cual no me sorprende cierto brillo emana de tu piel.

—¿Entonces tú también eres un Dios?

—El del inframundo, así es—Hades vio como estaba atónita—, tu madre no habla mucho de eso ¿cierto?

—No, en realidad ella odia ese mundo

—Yo también, creo que todos odiamos el Olimpo por diferentes razones, tu madre tiene las de ella, yo tengo las mías.

—Yo nunca he estado en el Olimpo, quisiera conocer ese lugar

—Es un lugar muy hermoso lleno de gente odiosa a que a veces quiero matar hasta que recuerdo que son inmortales a igual que yo.

Perséfone rio a carcajadas, se la pasaba bien con ese oscuro ser, era divertido después de todo, había conocido Dioses antes, pero ninguno era como Hades, tenía algo, era algo raro. Su madre le había presentado a Hermes, Deméter enserio quería que ella lo amara, pero Hermes era un idiota con aires de superioridad, en general era aburrido y ansioso. Perséfone quería conocer el mundo y eso era algo que con Hermes no iba a conseguir. Hades nunca había oído a alguien reír así, él no era gracioso o bueno no se esforzaba por serlo.

—Detesto ser hija de Deméter, quiero decir ella me ama, pero...

—¿Que ocurre? —él tomo su mano

—Es complicado, creo que ella quiere que sea de cierta forma, que sea la hija ideal, que no de problemas y que siempre está para todos.

—Es bueno tener mi propio reino, no hay reglas y todos son bienvenidos. Sería bueno que me visites un día.

Amor Divino: Hades Y PerséfoneWhere stories live. Discover now