Capítulo XIX

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Hades llevaba un día tratando de planear como sacar a Perséfone. No encontraban la forma de que el plan saliera bien, no había ni señal de Hécate ni Minos, para la fortuna de Hades Éaco y Radamanto estaban ahí, ellos daban ideas abstractas, pero quizá funcionales, uno de los planes de Éaco era sacar a Perséfone vestida de pies a cabeza de hierro fundido en el inframundo, pero no funcionaba así, el cuerpo de Perséfone aún tenía alma así que no podría salir. Lo único que si sabía Hades era que Ares distraería a Deméter.

—Estás loco si crees que voy a causar una guerra para distraer a Deméter—dijo Ares.

—No te estoy pidiendo una guerra, te estoy pidiendo que le susurres algo a los Aleadas, tienen años queriendo reclamar el Olimpo.

—Ellos quieren matar a todos allá arriba.

—Ellos solo necesitan un empujón en forma de susurro, después quizá Apolo los mate o los mande acá abajo al Tártaro.

—¿Como sabes que los Dioses no vendrán aquí antes y descubrirán a Perséfone?

—Perséfone estará en los campos Elíseos, por favor Ares, distraer a todos los Dioses incluida Deméter es la única opción.

—Aún no hemos hablado de cómo sacarás a Perséfone de ahí—Ares acomodo su melena color castaña hacia atrás—no puedo arriesgarme a un plan que no se ha terminado de cocinar. Soy el Dios de la guerra planeó cada movimiento antes de atacar.

—Volvimos—Hécate simplemente apareció con Minos a su lado, nada de portales solo humo y chispas—¿alguna novedad?

—Eso mismo te pregunto.

—Primero dime, ¿encontraste a Perséfone?

—Si—respondió Hades irritado.

—¿Esta bajo un campo protector?

—Si—Hades recordó porque había encerrado a Hécate en el Tártaro en el pasado y era por ese aire de superioridad, después se dio cuenta que todas las brujas son así—¿cuál es tu punto?

—Hay que matarla—sonrió y puso un libro sobre la mesa.

—Tu si das planes interesantes—dijo Ares—, estoy dentro.

—Nadie va a matar a nadie—Hades miro a ambos—¿de acuerdo?

—No, escúchame, puedo revivirla, ella se suicida, su alma llega aquí, yo la tomo de la mano y tu Hades traes su cuerpo que en teoría caería en tus brazos cuando el alma salga.

—¿Cuál es el punto de tu plan? —preguntó Hades.

—El punto es que nada que tenga vida puede atravesar una barrera protectora, pero el cuerpo de Perséfone estaría inerte.

—¿Qué hay de su alma? —preguntó Ares—¿podría salir?

—Su alma es energía, si el sol que es parte de la energía de Apolo atraviesa la barrera...

—El Alma de Perséfone que es completamente energía, saldría de ahí— completó Hades—¿qué pasa si no la puedes revivir?

—Puedo hacerlo, lo sé. Pero debemos actuar rápido—Hécate había practicado toda la noche, tampoco había sido tan difícil, solo necesitaba desempolvar sus libros y volver a usar su magia.

—Entonces ¿qué opinas Ares? —le pregunto Hades en espera de una aprobación de Ares.

—Lo haré, pero me llevaré a Éaco y Radamanto al Olimpo en tu representación.

—Hecho, aunque no sé de qué te puedan servir estos dos, le dijo Hades.

—Hades, vas a necesitar una daga forjada aquí—le recordó Hécate.

Amor Divino: Hades Y PerséfoneWhere stories live. Discover now