Capítulo XXII

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Mes 1:

Perséfone llevaba un mes en el inframundo, había leído cada día, aunque era una biblioteca enorme cada vez aprendía más del inframundo, de historia y hasta de cómo usar portales dentro del castillo. Había pasado un mes desde que Artemisa se fue en busca de Ares, no había tenido éxito hasta el momento puesto que ya lo sabrían. Ella se había dado cuenta que hacía un mes que no sabía nada de su madre ni de la Tierra y aunque estaba encerrada en el inframundo Hades se preocupaba por mantenerla ocupada y sobre todo amarla, realmente ella no tenía intenciones de salir, su mejor amiga era un árbol y Artemisa andaba en una extraña misión, no era como que le quedaran muchas opciones para divertirse en la Tierra. Cierto día en el cual desayunaban con Hécate, Perséfone preguntó:

—¿Como puedo ayudarte en gestionar las almas?

Hades estaba muy sorprendido por el interés de ella en el trabajo, él planeaba que Perséfone se encargara más bien de los campos Elíseos.

—Hay muchas formas, pero ¿en serio quieres esto? —él había puesto las cejas en posición de duda—Quiero decir sé que eres muy lista pero no creo que esto sea para ti.

—Claro que puedo, Hades, si este es en parte mi reino quiero administrarlo.

—Supongo que puede ayudar ¿no lo crees? —Hécate y Perséfone se llevaban bastante bien incluso Hécate había sido quien le sugirió incorporarse debido a que faltaba Ares.

—Es solo que hay todo tipo de Almas que no te gustaran, mi cielo.

—Puede empezar leyendo libros para comprender como hacemos las cosas.

—Ya lo he hecho, he leído algunos, mi interés parte de ahí.

—Está bien, pero necesito que leas varias cosas antes de empezar

Ella le había dado un beso en la boca por sorpresa.

—Gracias, gracias, gracias—Perséfone se retiró de la mesa y Hades se quedó helado.

—Dime ¿ya consumaron el acto? —preguntó Hécate—sé que duermen juntos

—No, te lo he dicho no quiero que ella piense que está obligada a tener sexo conmigo.

—Creo que haces lo correcto, dale tiempo ella es quien tiene que estar lista, en fin ¿Sabes algo de Ares o Artemisa?

—No Hécate, sé que debí haber ido yo, ella es una niña.

—Los Aloadas son muy difíciles de encontrar no es culpa de ella, además aquí te necesitamos.

—Lo sé, pero Ares me preocupa, solo espero que este bien.

Hades se sentía inútil, pero sabía que darle el casco a Artemisa y suficientes Armas había sido lo mejor que podía hacer, también la había llevado al río Enipeo para que empezara la búsqueda, le había dicho que si necesitaba ayuda golpeara el piso, no lo había hecho porque quizá estaba igual que al inicio. Y aunque quería ir a buscarlo, Artemisa estaba en busca de su virtud.

Mes 2:

Había días en los cuales Hades y Perséfone estaban a punto de hacer el amor, solían estar desnudos jugueteando mutuamente con el momento, pero por alguna razón no lo lograban, se conocían íntimamente pero no a tal grado. Dormían juntos, ya eran casi dos meses estando así y realmente no tenían problemas, aunque Hades quería llevarla a la Tierra para que respirara algo de aire fresco. Pero si lo hacía debía ir de noche, para ese punto, Deméter estaría buscando a Perséfone como loca, así que Hades retomó la idea principal de aquella primera cita. Llevarla a ver las auroras polares, eran el momento ideal, solían aparecer de noche y en el norte, nadie vigilaba ese lugar.

Amor Divino: Hades Y PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora