Capítulo XXXIX

1.5K 147 35
                                    

—Ya vine—se anunció Perséfone al llegar al despacho de Hades—arreglate, hay junta.

—¿Junta?—Hades nunca había tenido una junta en el inframundo en su vida.

—Las hacemos cada mes, bueno esta es apenas la segunda pero deben saber que volviste—ella continuaba sin poder mirarlo pero el aroma a lavanda la tranquilizaba y al menos ya no sentía temor—te esperamos en la sala de juntas, esta en la biblioteca.

Perséfone se dirigió al lugar y al llegar todos se levantaron.

—Bueno supongo que podemos empezar—dijo Tanatos ocultando sus alas para sentarse—creo que no hay pendientes pero hay mortales descubriendo remedios para sus males y...

—Tanatos, en realidad debemos esperar a Hades.

—Esta de vuelta, sabemos—dijeron las Moiras al unísono.

—Sé que lo saben, al menos ustedes y Caronte.

—Charon—dijo el barquero con los brazos cruzados.

—Charon, claro, Ares y Hécate también están enterados, discúlpame por no haberte avisado a tiempo Tanatos, también tu Ker.

Hades entró y todos los presentes se pusieron de pie.

—Sentados, Perse me dijo que hacen estas reuniones pero no me dijo exactamente para que.

—Llegamos a acuerdos para el buen funcionamiento del inframundo—dijo Ares.

—¿problemas?

—Hubo algunos, hasta que Perséfone tomó el mando—confesó Hécate.

—Perséfone ha sido una gran reina—Tanatos le sonrió a ella.

—Diriamos que mejor que tu—completo Ker—ella nos preguntó que queríamos cosa que tu nunca has hecho.

Hades apretó la mano de Perséfone quien se encontraba a su derecha.

—Sé que mi esposa hizo un gran trabajo, gracias mi cielo—Hades le beso la mano y ella se sonrojo.

"Ex—esposa" pensó Perséfone.

La junta siguió normal y cuando terminaron Hades se dirigió al recibidor. Estaba mirando la pintura que Perséfone le había regalado el día que se casaron.

—¿Le ocurre algo a la pintura?—preguntó ella.

—Creo que la moveré al despacho y mandaré a hacer una más grande donde estemos todos los de la junta de hoy.

—Bueno me parece una idea fantástica—le respondió Perséfone—me tengo que ir, tu correo sin enviar esta en el segundo cajón de tu escritorio.

—Espera ¿no te quedas a comer?, Radamanto hizo Baklava y pedí vino dulce de España, tu favorito ¿recuerdas?

—Hades, ¿qué pretendes?

—Te lo dije enmendaré este error, quiero que confíes en mi.

—Hades las cosas no pueden ser como antes—dijo tratando de sonar comprensible.

—Sé que no, pero puedo tratar de ser tu amigo al menos, hacerte saber que aquí tienes tu hogar

—Eso lo sé, pero en serio necesito irme.

—Si no te molesta quisiera saber ¿quien  está del otro lado? ¿Quien te hace dudar de lo que sientes por mi?

Ella meditó sobre si decirle quién era, sabía como solían acabar los triángulos amorosos o el poliamor y no quería que Hades matara a Adonis, al final pensó en que Hades era maduro y comprensible y no enviaría a matar a alguien sin motivos.
—Su nombre es Adonis.

Amor Divino: Hades Y PerséfoneWhere stories live. Discover now