Capítulo XXXIII

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Ares sintió una cubetada de agua fría y de por sí el inframundo era bastante frío.

—¿Como pudiste hacerle eso a Perséfone?—le gritó.

—No me digas que ahora tu, me vas a hablar de moral.

—Por supuesto que no, pero tu la amas ¿no?

—Escucha no sé lo que pasó—Hades llevaba días tratando de recordar que había pasado pero no lo lograba.

—¿No sabes que paso?—Ares estaba perdiendo la paciencia—Te diré lo que pasó, te acostaste con Mente, pero finge que no lo recuerdas porque siempre te has sentido moralmente superior—le apuntó en el pecho con el dedo.

—Tu no me vas a decir que hice o no.

—Te voy a decir lo que se me de la gana, Perséfone es mi hermana, y pienso protegerla de cualquier patán—miro a Hades de arriba a abajo—así el patán seas tú.

—No me digas que desarrollaste sentimientos por ella.

—Claro, ¿quien en su sano juicio no lo haría? Pero no me malinterpretes, la quiero pero como lo que es: mi amiga, mi apoyo en todo momento, ahora ella necesitará mi apoyo cuando le cuentes que paso.

—No, ella no puede enterarse, no ahora, esta muy débil.

Hades no sabía que había pasado con Mente, ella simplemente había aparecido en su cama desnuda y Hades desnudo también, no tenía recuerdos de lo que había sucedido, así que no le dio importancia, hasta que Hécate le dijo que la única forma en que el beso de la muerte funcione era que él se hubiera acostado con la que lo provocó. Hécate lo juzgo duramente, pero aunque no le importaba lo que pensaran sus amigos, había una cosa que si le importaba y eso era Perséfone, su hermosa esposa a quien había engañado y aún no sabía cómo había sucedido realmente.

—Necesitas aclarar que fue lo que pasó, escribe tus pensamientos y explícale en voz alta—le dijo Ares un poco más calmado.

—Si tan solo supiera que paso, ¿no entiendes que ni yo sé que fue lo que ocurrió?—Hades era muchas cosas pero no un mentiroso y Ares lo sabía.

—¿Me estas diciendo que de alguna manera Mente y tu terminaron juntos pero tu no sabes que paso?—Ares pensó en posibles escenarios—. Quizá estabas borracho.

—Somos Dioses fingimos estar ebrios pero eso nunca es real.

—¿Qué hay de Polvos de Morfeo? suelen ser más potentes cuando se prueban por primera vez—lo sabia por experiencia propia

—Tampoco, recuerda que esos polvos son sucios y dejan rastros por todas partes.

—Quizá Mente solo entro y penso que seria bueno aprovecharse de ti— Ares rió pero el chiste no le hizo gracia a su tio.

—Esa puede ser una buena opción, ahora mismo estoy más preocupado por Demeter.

—¿A que te refieres?

—Qué si se entera me va a matar, ¿podrías deshacerte de ella?

—No creo que sea algo fácil, querrá llevársela consigo a Tierra. Lo cual creo que no es tan descabellado.

—¿De que hablas?—Hades estaba perplejo—ella pertenece aquí, este es su hogar desde que se casó conmigo y ella ama estar aquí.

—¿La has visto cultivar la tierra o sembrar flores?—Ares había visto todo eso y la admiraba cuando lo hacia—no por nada le diste un vivero aquí.

—El punto es que  no quiero perderla. El arreglo al que llegamos con Zeus está bien y...

—Perséfone despertó—les anunció Minos.

Amor Divino: Hades Y PerséfoneWhere stories live. Discover now