Luna de hiel en Francia

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Esa misma mañana al despertar vinieron a su memoria los últimos sucesos que a su parecer eran como de pesadilla después de cambiarse tomó la decisión de bajar y afrontar la situación la sorpresa fue no hallar algo a lo que enfrentar pues definitivamente Lord Cavill no se hallaba presente durante el desayuno.

Pasaron las horas sin respuesta alguna cuando la voz de una de las empleadas de la casa le anunciaba que estuviera lista para partir a Francia ahora más que nunca las cosas eran de lo más desconcertantes para Alexandra.

A la hora de partir no le causó asombro encontrar sus pertenencias listas, aunque no eran ni la mitad de lo que poseía sin embargo prefirió callar y tomar la mano elegantemente fría que le estiraba su ahora esposo.

Le dio un poco de miedo preguntar sin embargo la curiosidad fue mayor.

-Mi Lord me gustaría saber a qué se debe todo este alboroto y nuestra repentina partida. Comentó directa.

-No he tenido tiempo para avisarla con tiempo sobre nuestro viaje de bodas. La miro esperando una reacción –Sé que tanto para mí como para usted esta situación no es la más cómoda, pero fue algo que estábamos obligados a tener como su padre comunicó.

- Que tiene que ver mi padre en esto mi Lord. Como usted comprenderá no me gustaría abandonar Inglaterra de la mano de un hombre que me detesta. Reprocho mirándolo con miedo. –No quiero sonar como una mujer caprichosa, pero me gustaría que respete mi decisión.

-Pues usted no ha respetado las mías nos ha unido en un insensato matrimonio de por vida. Contestó con toda la insolencia posible –Su padre ha tenido la amabilidad de informarme sobre sus enormes ganas de visitar Francia y no permitiré que me tachen de tacaño. Ahora puede disfrutar de todo cuanto desee querida. Le sonrió con ironía.

- Créame que esos no eran mis planes, se de primera mano que yo no era la mujer por la que usted mostraba interés. Solo fuimos víctimas de una mala circunstancia por eso me atrevo a pedirle que tratemos este asunto de la manera más civilizada posible. Por otro lado, Francia puede esperar. Rogó la muchacha con una nula esperanza.

-Bueno por lo menos no es ciega y se ha dado cuenta de que usted es la última mujer con la hubiera pensado desposarme. Creo que no hay una manera civilizada para tratar a una esposa no deseada y no pondré en duda mi buen nombre iremos a Francia y usted enfrentara su puesto de Condesa como debe ser. Fue lo último que comento para dar por terminada la conversación.

Al llegar al barco la ayudó a instalarse para posteriormente perderse de nuevo, serían los días más aburridos de su vida de eso estaba segura. El Conde ni siquiera daba señales de vida solo lo vio mientras compartían sus alimentos y la situación se encontraba en vuelta en su tenso silencio.

Nada más llegar a Francia escribió a Elizabeth su hermana solicitando permitirle una visita pues hace tanto tiempo no la veía, camino a Neuilly-sur-Seine se encontraba admirando el paisaje de repente miró a su esposo y lo encontró dirigiendole una mirada discreta que ella solo atino a evadir.

La casa en la que habitarán el siguiente mes era espectacular tuvo que reconocer que se sentía un tanto feliz por lo menos en ese sentido pensando que si las cosas fueran diferentes en su matrimonio la alegría sería absoluta.

Otra noche más en la que se sintió sola, tomó lugar en el balcón mirando la luna pensando la ironía de todo el asunto, estaban en París "La ciudad del amor" sin siquiera soportarse.

TROUBLEWhere stories live. Discover now