El príncipe Min Yoongi deberá escoger entre los treinta y cinco chicos a su prometido para que lo acompañe en la futura coronación de reyes en Seúl y a lo largo de su vida.
La selección es un tema y objetivo serio para los candidatos atractivos que...
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El mismo día, poco después del desayuno, Jimin les comentó a Jungkook y Taehyung sobre la eliminación de los nueve muchachos en la competencia; por supuesto recibió caras de sorpresa e incredulidad, terror y nerviosismo. Era notable que la mente de los tres chicos estaban desasosegadas por su estadía en el palacio, nadie sabía qué decisiones tan repentinas podía tomar el príncipe sobre la Selección. Era incierta la cantidad de personas que podrían irse de un momento a otro, callados, llorando, frustrados o con un corazón roto. Cada vez más la perturbación adquiría espacio en los participantes al darse cuenta que de a poco iban quedando menos, que se iban convirtiendo en un grupo pequeño, en la Élite.
La Élite.
¿Podría llegar Lord Jimin a esas instancias mucho más competitivas y llenas de responsabilidades?
«Ni soñando», se decía el castaño cuando se lo planteó.
Luego de tres días de aquel acontecimiento tan abrupto y desequilibrado, los veintiséis jóvenes se reunieron en la Sala de los Hombres para recibir un aviso por parte de Dara. La mujer mencionó que sus presencias estarían por primera vez en el Report junto a Kim HimChan, siendo transmitidos en directo para toda Corea. La noticia incentivó a cada Seleccionado en su belleza y carácter para que pudieran demostrarlo lo mejor posible en el programa, de manera que tendrían el apoyo de los ciudadanos, la fama y ser el favorito de Seúl y del país.
Era difícil ganarse el corazón de la gente, por eso Jimin pensaba que no llegaría más allá de la Élite.
Estaba sentado en la blanda cama acariciando con las yemas de sus dedos el libro que se le había sido prestado para leer en momentos libres y de estudio, Dara fue muy amable al entregarle aquel preciado objeto en la puerta de su habitación, ya que el castaño había olvidado por completo de retirarlo cuando estaba en la Biblioteca. El libro fue abierto y fue un inmenso mareo para el castaño: tantas letras, palabras, frases, párrafos, que verdaderamente era más una sopa de letras que una historia. De los seis días que ha tenido en su posesión el libro, solo ha leído dos páginas.
«Vamos, Jimin, puedes leer un poco más rápido. Hazlo por Dahyun», se alentaba en los momentos de rendición, observando los tres pares de cuadros de sus dibujos en la pared de color marfil. Sus doncellas los habían enmarcado antes de que él regresara del desayuno. Ahora la habitación ya no estaba tan vacía.
Sonrío.
En ese instante, Jihyo y HyeRi se adentraron en el silencioso cuarto dejando reposar el traje de Lord Jimin a un costado de la cama, estas, a cambio de la recién vestimenta fabricada, esperaban el gran entusiasmo que debería tener el castaño ya sea a lo que se aproximaba al anochecer. Pero solo se fijaron en la sonrisa melancólica y los ojos azules que rememoraban su vida pasada. Sabían que Jimin se sentía incompleto. Solo. A pesar de estar rodeado de pocas personas que valen la pena aferrarlas a su lado, él vivía —y se sentía— en el rincón vacío de la riqueza.
