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Estaba dentro de la Élite.

Un hecho que le haría sentir afortunado, contento y destacado, si no fuera por su pronta ida después de recibir junto con los demás a las familias reales de Busan e Incheon. De alguna manera, se sentía avergonzado de ser el primero en irse en aquellas circunstancias tan próximas al escoger el Elegido, percibía la manera en que iba a ser tratado luego de retirarse del palacio: un joven hermoso y deslumbrante, pero deficiente para ocupar el puesto de príncipe junto a Min Yoongi; básicamente, un lerdo que no soportaría el peso de un cargo importante.

¡Qué bochorno más grande! Jimin hizo un mueca. Ya no había marcha atrás, ¿era eso lo que quería? Pues bien, que lo aceptara sin objeciones ni imaginaciones.

Escuchó el abrir de su puerta y vio a cuatro muchachas ingresando a su habitación, Jihyo y HyeRi portaban el traje del día y Jennie y Dahyun traían en bandejas algunos bocadillos para degustar mientras que esperaba la hora del almuerzo, ya que Lord Park durmió como una roca todo la mañana y parte de la tarde, nada le despertó, siquiera el insoportable griterío de sus doncellas y Dahyun, él continuó con su rostro enterrado en la almohada.

Les sonrió con ánimos y suspiró cansado. Empezó a comer a la vez que miraba interrogante a su amiga, por supuesto que le agradaba su presencia, pero ¿cómo le habían dado el permiso de ser su doncella si solo eran tres por Seleccionado?

—¿Cómo has podido convertirte en doncella, Dahyun? —inquirió el castaño mascando la tostada.

—Oh, en realidad, no lo soy —soltó un corta risa—. HyeRi me prestó este uniforme para venir hasta acá y verte por última vez antes de que entre a la cocina para siempre —exageró con un triste puchero.

—No debe ser tan malo —dijo intentando ser reconfortante—. ¿Cómo ha estado su día?

—¡Bien! —exclamaron todas al unísono. Pero lo que le llamó más la atención al Siete fueron las voces de Jihyo y Dahyun.

Frunció el ceño, de repente, en su cabeza se arremolinaron decenas de pensamientos e historias mezcladas; no concordaban en lo más mínimo, sin embargo, no era un motivo para no unirlas. Por su mente corrían distintos recuerdos y hechos, a algunos le faltaba un pedazo grande de información y otras solo necesitaban ser atadas. Bajó la mirada concentrándose y agradeciendo interiormente el silencio construido.

De cierta manera, no le fue inválida la posibilidad de relacionar el caso de Dahyun y Jihyo.

La hermana de Dahyun, Jisoo, había sido "trasladada" al reino de Busan por temas de estudio, allí debió cumplir los años restantes del instituto y, por consiguiente, comenzar la universidad; pero, según lo dicho por su amiga, esta no había retomado las clases, por lo tanto, ella tuvo que permanecer en Seúl; además, siendo menor de edad no podía viajar a otro reino sin autorización de los padres. ¿Y, también, por qué interrumpir los estudios? Entonces, dando por confirmada su estadía en este reino, ¿cómo pudo desaparecer y no ser reclamada por su familia?

Yendo por el lado de Jihyo, ella llegó al palacio malherida, con dolorosos latigazos en su espalda, siendo una Ocho, de manera que el delito efectuado no provocó ningún cambio en su casta, pero sí el rechazo de su familia. Se había transformado en una maleante, aquello significaba ser peor que un Ocho...

Algo faltaba.

¿Cómo podrían relacionarse las dos situaciones?

¿Y si Jihyo perteneció a otra casta y, ya sea al delito, se convirtió en una Ocho? Teniendo aquella perspectiva, ¿a qué edad le ocurrió su desgracia? La doncella, anteriormente, había respondido: "hace un par de años", pero no precisó cuántos. Y ahora que pensaba, ¿cuál era la edad de Jihyo actualmente? ¿Los años suficientes como para ir a una universidad?

. ⇢ príncipes ˎˊ˗ ꒰ ymWhere stories live. Discover now