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La postura del líder, vengativa y espeluznante, prometía terminar todo el caos creado en el reino con solo una bala en la cabeza en los siguientes reyes de Seúl, sin haberles dado un momento para defenderse o huir, sería rápido y el inmenso poder caería sobre ellos en un segundo, era una solución fácil para todos aquellos rebeldes hartos de la vida que llevaban, pero si querían que eso ocurriera deberían disfrutar sin piedad las muertes de ambos susodichos.

Jimin, con el terror a flor de piel, se apegó más al príncipe en busca de seguridad, recibió parte de la valentía con la que actuaba Yoongi ante la peligrosa escena, logrando desalojar los nervios que se burlaban de él provocándole temblores y latidos más veloces en su corazón. Observó directamente los ojos grises de HyungJun, ansiosos por saber lo que sucedería pronto, soñadores igual que un niño y feroces como un tigre; al verle, recordó la penetrante mirada de Jennie y no dudó en el parentesco que había entre ellos: padre e hija, ambos involucrados en la masiva organización. Y solo ahí, Lord Park cayó en la cuenta de la llamadas que su doncella atendía, no era para hablar con sus padres y remendar los problemas que tenían, sino para informar la situación en el palacio. ¡Qué despreciable! ¡Cómo podía existir gente tan farsante!

Con el aliento retenido en su pecho, para aparentar que el temor se esfumó, el castaño enfrentó al grupo de rebeldes, espantando cualquier pizca de debilidad en su cuerpo y mente. Era difícil mantener un semblante impenetrable y duro cuando ellos les tenían rodeados dispuestos a todo, atentos a los mínimos movimientos o alguna palabra que quebrara el apaciguador silencio.

El líder todavía preservaba la boba sonrisa de ganador en el rostro, sabía que el Uno pagaría por toda la espera que su padre, DoJin, el difunto rey, les hizo sufrir por años, obtendrían lo que anhelaban con ímpetu sin importar cómo, de una manera u otra se les concedería la igualdad. HyungJun dio un paso hacia la pareja, al igual que también alguien se atrevía a imponerse a su severa cercanía.

—Por favor, hijo mío —rio el líder—, no retrases más este inolvidable momento. Después podremos celebrar como nunca.

—No —dijo firmemente el oponente.

El Siete miró curioso e interesado encontrándose con el rostro serio de Namjoon, la incredulidad se fundió en él incapaz de procesar el lazo de sangre que aquellos sujetos compartían, ambos no poseían parentesco alguno, eran diferentes el uno del otro, la cordura rebasaba en el muchacho, paciente y tranquilo, y en el hombre faltaban grandes cantidades de baldes para ser una persona civilizada.

—¿"No"? — HyungJun alzó las cejas.

—Ya no es necesario seguir con esta organización, pronto tendremos la vida que siempre hemos querido.

—Namjoon, no te crié para que fueras un idiota en los momentos más importantes. ¿Acaso aún crees en esa farsa?

—Yo creo en Jimin, él sabe mejor que nadie el sufrimiento de vivir en la pobreza, pudrirse en ella, impregnándose cada día sin poder arrancársela, él nos ayudará, cambiará el reino para nuestra hospitalidad y bienestar. ¿Cierto? —le dirigió una esperanzadora mirada café al castaño al necesitar la corroboración de su asentimiento.

Lord Park, rodeado por el calor del Uno, hizo un ademán con la cabeza, seguro de las verídicas palabras llenas de convicción del rebelde, Namjoon estaba persuadiendo a su padre, lo había notado (y, tal vez, los demás también), pero un loco no era tonto, inclusive más inteligente, era un completo error si alguien tenía aquel pensamiento convenciéndolo a toda costa intentando defender las malvadas acciones de la persona. Sintió que el príncipe le aferraba aún más cerca de su anatomía debido al abrupto cambio en el rostro de HyungJun y los posibles movimientos que haría en inminentes segundos.

. ⇢ príncipes ˎˊ˗ ꒰ ymWhere stories live. Discover now