36

14.3K 2.3K 729
                                    

Sostenía en su mano un vaso del sabroso ponche mientras observaba nuevamente a la multitud refinada, ahora alterada por los alimentos traídos hace pocos segundos. En medio del tumulto intentaba verificar la presencia de su mejor amigo en la bienvenida, pero abandonaba los intentos cada vez que veía cualquier otro rostro de la realeza en su campo de visión. Estaba seguro haberlo visto cuando danzaba con el príncipe de Incheon en una de las sutiles vueltas.

Miró a la entrada del salón, en caso de contemplar su ingreso o salida, aunque en vez de su requerida persona, se topó con los dos individuos antes enfrentados en la escena del balcón. Les observó discreto, quizás esperando una violenta reacción debido a lo anterior y él pudiera estar preparado para frenar el iracundo hecho, pero olvidó la preparación cuando se percató de la fingida simpatía entre ellos. Con un ceño fruncido se preguntó qué decía el susurro de Yoongi hacia SeokJin, ya que provocó un cambio brusco en el sucesor del rey de Incheon.

Quiso hablar con SeokJin sobre lo sucedido, aunque una mano tocando levemente su hombro para llamarlo, causó el incumplimiento de su acción.

—Jimin —nombró Lord Jeon—, ¿has visto a Taehyung?

—No, para nada —contestó—. ¿Por qué?

—Ay, no. Tal vez se fue con aquel soldado. Diablos, Jimin, hay que buscarlo. No quiero que le pase algo —dijo angustiado, al parecer sintiendo un mal augurio en el pecho.

—Dios, Jungkook, no pienses así. Pudo haber ido al baño.

—¿Hace media hora? Sí, claro, amigo —bufó—. Estoy seguro que fue con él, porque ese soldado no está haciendo guardia en la puerta de siempre. Es obvio, ambos están juntos —miró en derredor por si había elevado la voz más de lo normal.

—Y yo soy el pesimista. Anda, vamos.

Se dio la vuelta impactando sorpresivamente contra un fornido cuerpo, aunque deseó al instante reclamar el bruto golpe que recibió, sus formuladas quejas fueron desvanecidas con la mirada, verde grisácea, del Uno. Sin pensárselo y sin titubeos, se le quedó admirando su bello rostro, a pesar de que tenía un nuevo objetivo —muy importante— aquella noche. Ambos estaban embelesados por el otro, lo que, para Jungkook, fue difícil sacarlos de la inquebrantable burbuja romántica.

Lord Jeon zarandeó el hombro del castaño con poco cuidado, sin embargo, su intento fue maravillosamente inútil, ya que siquiera despistó la atención de los tórtolos. ¡Vaya, debió ser mucha conexión para ignorarlo! El pelinegro rodó los ojos y salió del Gran Salón en busca de su desaparecido amigo, indagaría en cada rincón del palacio si era necesario.

En cambio, el Siete olvidó enteramente la razón por la cual se iba a retirar de la bienvenida, tan solo aquella mirada dirigida con amor hacia él bloqueó la mayoría de sus estables pensamientos y desordenó su sistema. La sonrisa de SeokJin le trajo de vuelta a la realidad y, recién ahí, cayó en cuenta de lo enamorados que podían verse a la vista de los demás.

—Yo... eh, ¿quieres bailar otra vez? —se rascó la nuca, nervioso.

—C-Claro, por supuesto.

Enganchó su mano en el brazo ofrecido del príncipe y se separaron solo para acomodarse en el centro del salón, donde ya muchos danzaban sintonizados por la melodía de la pequeña orquesta. Los dos siquiera pensaban en desviar sus ojos hacia cualquier punto del lugar, no disimulaban la fluida atracción que sentían, tampoco representaban la distancia que debía existir entre ambos bailarines, ellos estaban apegados, juntos, sin importancia del qué dirán.

SeokJin miró de reojo por encima de su cabeza provocándole una mueca de antipatía ante la cosa que haya visto tras su espalda. Cuando percibió la lejanía de SeokJin de su anatomía, sintió la brisa de lo imposible atravesar por ellos, seguían bailando, pero no tan juntos como antes; y aquella desoladora reacción, le hizo dibujar una imagen amenazadora de Yoongi advirtiéndole a su primo sobre el íntimo momento de ahora.

. ⇢ príncipes ˎˊ˗ ꒰ ymWhere stories live. Discover now