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El Report estaba seguro que había comenzado y que Kim HimChan ya esparcía sus buenas vibras en el público y la excitación de conocer un poco más sobre la vida de los Seleccionados; los competidores debían estar con sus semblantes alegres y confiados ante las cámaras para la pronta llegada de su turno en el pequeño, pero intimidante, sofá crema, mientras que el animador daba su discurso inicial de bienvenida como era de costumbre en el famoso programa.

Jimin se había situado al frente de un espejo que estaba en la esquina de la sala, observándose, inspeccionando todo lo cierto en las frías palabras dichas por YoungJae. La chaqueta reposaba en el suelo igual que un trapo sucio: inservible y maltrecho; la miraba de vez en cuando recordando la violenta escena anterior. Pensó en el rostro de triunfo que tendría YoungJae, la sonrisa radiante y los ojos azules llenos de victoria por su cometido bien logrado, debería sentirse un total ganador y aquella imagen enfureció al castaño. ¿Cómo pudo permitir que arrasaran con él? ¿Por qué lloró y no se defendió como lo habría hecho? ¿Debería vengarse por tal humillación?

Jimin vio sus ojos, ahora ya estables, y en ellos habían tantas emociones negativas, rencorosas, que le fue increíble creer que eran la misma persona; sin embargo, en ese momento se dio cuenta del lado oscuro que florecía en su interior y la fuerza incontrolable de anhelar desarrollarse sin límites. Se impresionó: recién conocía su otro yo maligno; y le asustó, se asustó de sí mismo, de esa persona bondadosa y humilde, aquel ya no existía, no había rastro en la nueva apariencia. ¡Qué horror!

La puerta abriéndose bruscamente haciendo rechinar las bisagras provocó en el castaño un brinco de susto y temor, y el desesperado regreso de su verdadera alma al cuerpo. Gracias a Dios. La refinada e incomparable anatomía de Dara se impuso en el umbral de la puerta, furiosa, irritada, desquiciada por la falta imperdonable de Jimin hacia los principios básicos de un príncipe: siempre asistir a los eventos, excepto si la persona está delicada de salud. Él estaba rompiéndolo, por desgracia, correctamente.

—¡¿Por qué no estás en el Report con los demás?! —gritó perdiendo la paciencia. Entró y amenazó con su penetrante mirada café a Dara—. ¡Te he tenido fe, pensé que habías aprendido de mis clases e ibas por buen camino, pero con esta imprudencia lo has echado todo por la borda!

El castaño iba a replicar, aunque el nuevo bramido de Dara lo hizo callar y encogerse de vergüenza.

—¡Ahora sal allá, preséntate, te sientas y esperas a que HimChan te llame!

Jimin, como un perro, obedeció y evacuó la horripilante sala con su cabeza gacha, sin ánimos de hablar o participar, u oponerse ante algo. ¿Qué caso tenía sacar su delicada voz cuando siempre sería ignorado y despreciado? Caminó hasta el set arremangándose un poco las mangas de la camisa y agradeció a los cielos por los asientos posicionados justo al costado del escenario, así no tendría que pasar enfrente del público sufriendo una segunda vergüenza. Un asistente del programa, reconfortándolo con una amable sonrisa, le indicó el lugar al castaño, este último no perdió más tiempo y tomó asiento.

Tenía la leve esperanza de no atraer la atención, pero la mitad de ese sentimiento se hizo realidad; solo algunas miradas se posaron en él y entre ellas los ojos grises del príncipe, preguntándose qué le habrá ocurrido al muchacho, por qué la anormal tardanza; quizás, lo averiguaría después o al siguiente día.

Jungkook y Taehyung le observaban cada ciertos períodos de segundos, confusos por el semblante decaído de su amigo. El rubio presentía la participación de alguien más en el estado de ánimo de Jimin y quería golpearlo, el pelinegro el triple. Ambos chicos buscarían al responsable y le harían pagar, no importaba qué, ya lo habían decidido.

Luego de unos minutos, escuchó su nombre acompañado de aplausos y ovaciones: era su turno de hablar con el carismático HimChan. Un hombre de pelo gris, ojos mieles, pómulos prominentes y sonrisa única muy característica de él. El castaño fue hacia el sofá crema y le sonrió, se notaba hasta la Antártida lo falsa que era la sonrisa.

. ⇢ príncipes ˎˊ˗ ꒰ ymWhere stories live. Discover now