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Me despierto a mitad de la madrugada con unas inmensas ganas de hacer pipi. Este bebé estaba matando mi vejiga, falta poco para entrar al quinto mes y pienso que es normal. Massimo para mi sorpresa duerme con su mano en mi vientre. No tengo idea de la hora pero es un alivio verlo tranquilo, pacífico después de toda la intensa noche que habíamos tenido.

Salgo de su abrazo directo al baño. Dios, en este instante no hay cosa más divina que vaciar mi vejiga. Me miró en el espejo antes de regresar a la cama. Olga tiene razón y parezco una pequeña lagartija embarazada. Noto que la línea que tendría que ir del ombligo hasta mi monte de venus comienza a dibujarse y nose porque eso me causa emoción. Al final de cuentas algo está creciendo dentro de mi y es extraño ver los cambios en mi cuerpo con el paso de los días. Mis senos son casi dos tallas más grandes de lo normal y tengo un ligero brillo en la cara que me gusta, me gusta toda esta nueva yo. Quitando obviamente las idas al baño, los vómitos y náuseas que gracias a Dios ya se han ido de mi vida y el hambre atroz que me Taladra el estómago cada hora es como estar en un ciclo menstrual perenne y a la vez en días de ovulación por todo el livido.

Massimo ronca ligeramente cuando regreso a la habitación, está divinamente extendido en su lado de la cama, vestido solo con sus boxers blancos y las sábanas enrolladas ligeramente en su torso, se me hace agua la boca pero no pienso despertarlo, no cuando es la primera vez que lo veo dormir en más de un mes.

Maldigo cuando intento tomar agua de mi botella y está vacía. Obviamente venimos llegando hoy y no pretendía encontrar todo en orden. Además de que estoy tomando agua como si me hubiese bebido todo el Mar Muerto. Me coloco mi albornoz encima del pijama y bajo en busca de agua y porqué no alguna tentación dulce que se me aparezca en el camino. Cuando piso el último escalón veo a alguien sentado frente la chimenea que aún tiene las brasas al rojo vivo y humea, como el cigarro que sostiene en la mano.

 Cuando piso el último escalón veo a alguien sentado frente la chimenea que aún tiene las brasas al rojo vivo y humea, como el cigarro que sostiene en la mano

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-Mario, buonasera

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-Mario, buonasera. (Mario, buenas noches)- soy educada y evito darle un susto al no saber que deambulo por la casa en mitad de la noche. No sé si alguna vez me acostumbraré a no tener privacidad en mi propia casa. Hago una nota mental de preguntarle a Massimo si aun estaba en pie la oferta de irnos a vivir a nuestra nueva casa en Taormina, lejos de todos los fantasmas que hay en estas paredes.

-Buonasera a te, Laura.- responde, girandose en la gran silla y dándome una mirada larga.

-¿Problemas para dormir?- no se a donde quiero llegar al sacarle conversación, después de todo nunca he compartido más de tres palabras con el hombre.

-El sueño y yo no somos amigos, me bastan pocas horas para sentirme descansado.- me acerco a la mesa de licores que adorna el salón. Mi viaje a la cocina pasa a segundo plano cuando noto que me sigue con los ojos. Me sirvo mi vaso y enfrento su escrutinio.

-Me mira como si tuviera algo que decirme, soy toda oídos.- él alza una ceja, sorprendido por mi disparo directo al punto. No me gustan los rodeos y pensaba que él eso ya lo sabía muy bien.

-Solo tengo un consejo para ti- él se alza de la silla, tirando el resto de su trago a la chimenea para apagar las pocas brasas que quedan, luego de ello se dirige a mí, deteniéndose a un par de metros. -Ten siempre un plan B.- me da un intento de sonrisa que no se descifrar y que me causa escalofríos.

-Me dice esto por lo que va a pasar en el consejo de capos, ¿no es así?- se sorprende ante mi pregunta.

-Me dice esto por lo que va a pasar en el consejo de capos, ¿no es así?- se sorprende ante mi pregunta

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-Veo que Massimo te mantiene informada.- por alguna razón su fastidio ante aquella afirmación me hace arder por dentro.

-Soy su esposa, es lo que se supone que se hace en un matrimonio pero ¿qué sabe usted del compromiso?

-Soy su esposa, es lo que se supone que se hace en un matrimonio pero ¿qué sabe usted del compromiso?

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-Conocí el matrimonio incluso antes de que tu dijeras tu primer palabra, Laura.- tarde me doy cuenta que no soy quien para haberle hablado así y que me podía haber ahorrado las últimas palabras. ¡Malditas hormonas explosivas!. Él no muestra señales de ser afectado pero su postura cambia ligeramente ante mí, sus hombros se relajan, como si hubiese dado en un punto que aun duele.-Desgraciadamente tuve que elegir entre el deber y la familia...- él se sirve otro trago mientras está delante de mí -Mi esposa y mi hijo fueron asesinados por la Mafia hace ya 20 años.- Trago ante su confesión inesperada y me planteo salir de allí pero él continúa. -Angela era su nombre. Era tenaz como tú e ingenua. Su único error fue amarme.- sonríe a la nada de manera nostálgica.-Están en un mejor lugar ya que esta vida no es vida. 

-Siento mucho lo de su familia.- no tengo nada más que decir. 

-Massimo conocía los peligros que corrías al traerte aquí y aún así lo hizo. Ustedes son demasiado egoístas para renunciar el uno al otro y esas decisiones traerán consecuencias para todos.- termina la frase y vacía el líquido ámbar, dejando el vaso en la mesa -Espero que seas buena escuchando. Buenas noches, Laura.- sin agregar nada más sale de la habitación dejándome allí con toda aquella información. No tengo ganas de pensar en el tema, no después que Massimo casi me suplicó porque viviéramos el ahora. Regreso a la habitación casi corriendo, mucho más convencida de querer salir de esta casa ya que pienso que nos será imposible avanzar estando aquí y con ese pensamiento me meto bajo las sábanas, abrazando el calor de mi esposo. 

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Espero publicar el próximo capítulo este fin de semana =) A partir de aquí empezaremos la verdadera trama, los 365 días que empezarán a contar.

Gracias por los votos <3

365 días de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora