Preparativos

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-Lari.- Olga me lanza una mirada asesina cuando atravieso la puerta del estudio de Emi. Ella ya está enfundada en su vestido de novia. Se me congelan las lágrimas en la garganta. Se veía encantadora y recuerdos de la vez usando mi vestido aquí mismo, en estas paredes me invaden. Aquí le declaré mi decisión de afrontar esta vida con Massimo, de tener a Lucca -¡Dame una buena razón para no matarte en este momento!

-¿Que si lo haces matarás a tu primer y único sobrino?- ella se ablanda ante la imagen de mi acariciándome la panza. Me acerco a contemplar el vestido. Es la primera vez que la veo usándolo. Una larga creación gris claro se extendía unos metros detrás de ella. No era el típico vestido normal de novias sino más bien digno de un cuento de Disney. Sin tirantes, suelto de la cintura y lleno de cristales... Las piedras brillantes formaban líneas, rizadas, colgadas y relucientes, creando algo en la tela como una imagen clara. La mayoría de ellos en los senos, luego hacia abajo, hasta que se disolvieron por completo alrededor de los pies, creando una ilusión. Creo que toda la fabricación pesaba cien kilogramos, pero eso a Olga no parecía importarle, ella quería ser una princesa y lo era. 

-¿Dónde estabas?

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-¿Dónde estabas?

-Massimo me mostró la habitación- Emi continúa su labor de pinzar y coser el vestido encima de ella. Estábamos a una semana de distancia de la fecha, lo que quería decir que no podía ganar ni perder un gramo de peso a partir de hoy. Me acerco y la abrazo fuertemente -Gracias.

-Por tu cara deduzco que no fue lo único que te mostró.- ella me da un golpecito en la cabeza pero me regresa el abrazo. -¿Pensaste en la corona?- ruedo los ojos yendome a sentar al sillón de cuero blanco de la sala. Evito el champagne que burbujea en la mesa.  

-Oli, no llevarás ninguna corona de zafiros azules modelada por zares Rusos.- trato de sacarle la idea de la cabeza como he venido haciendo desde hace semanas, no estaba dispuesta a que el matrimonio se convirtiese en una fiesta de disfraces. Ella hace un mohín como niña pequeña. 

-¡Quiero una corona!- En todo éste tiempo hemos estado hablando en Polaco pero esas palabras las dispara en Inglés y Emi salta.

-Tenemos una diadema especial para éste vestido.- Oli se ilumina por dentro y da literalmente saltitos de alegría. La estilista desaparece regresando con una diadema digna de la realeza británica. Hace un moño despeinado en la cabeza de mi mejor amiga para poder apreciar mejor la joya. Me gusta inmediatamente y a Oli también ya que sus ojos se empeñan ante su reflejo en el espejo.

 Me gusta inmediatamente y a Oli también ya que sus ojos se empeñan ante su reflejo en el espejo

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-Creo que voy a vomitar- dice, Emi y yo nos reímos, le encanta. 

...

-¿¡Por qué no me dijiste que casarse era así de estresante!?- ella está histérica. Estamos en uno de los pequeños bares a la orilla de la playa propiedad de Massimo. Aun siendo invierno hace un sol delicioso y lo estamos aprovechando, Lucca se mueve dentro de mi. Al parecer le encanta el rumor de las olas.  

-Porque le quitaría la diversión.- ella lanza por los aires el libro de los invitados al matrimonio. 

-Domenico quiere invitar a media Sicilia. ¿PARA QUÉ?

-Oli, sabes que ellos son una especie de dueños del lugar entero.- vuelvo a ponerme los lentes de sol y le doy un trago a mi refrescante jugo de naranja. 

-¿Pero, para qué? ¿Cambiaría algo si no los invitamos?

-Sabes que los italianos son muy benévolos.

-¿Pero para qué?- Olga es exasperante cuando algo la pone nerviosa.  

-Vuelves a preguntar para qué y te golpeare un pecho.- amenazo y ella se golpea la frente con la mesa. 

-¿Como les explico a papá y mamá que media isla vendrá a mi matrimonio?

-No se lo expliques. Dile que están emparentados o yo que se.- termino mi jugo y me levanto, Lucca está bailando en mi vejiga -Voy al baño y nos vamos, aún tenemos que visitar la florería y probar el pastel-Le beso el tope de la cabeza y me encamino al baño. La seguridad me sigue de cerca pero no lo suficiente para dejarlos entrar conmigo. -¿Cuándo dejarás de saltar en mi vejiga, pequeño conejito?- le digo dulcemente. Sólo lo llamo de ese modo cuando estamos solos. Massimo y Olga se burlarían de mi cursilería si lo supieran. 

-Nuestro hijo está creciendo bien.- alzo la mirada de mis manos bajo el agua del grifo. Detrás de mí, en el espejo se refleja nada más y nada menos que la figura de un calvo tatuado que conocía demasiado bien. 

-¿Marcelo?

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-¿Marcelo?

-Hola, mi niña

365 días de vida.Where stories live. Discover now