365 días de vida.

Heaven

La brisa me arrulla suavemente mientras me encuentro tumbada bajo la sombrilla en la arena blanca de la playa. Respiro el salitre con los ojos cerrados en tanto mi oído de madre tiene de fondo el ruido de Lucca que juega con la arena cerca de mi. Le encanta pasar el día hundiendo las manos y pies en la sensación rasposa de la tierra y recogiendo las concha de mar y piedritas con formas.

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Mamma, Piasek (Mamá, arena).- abro los ojos para ver sus regordetas manos llenas de arena cerca de mí rostro. Me derrite el que esté comenzando a hablar y que con su escaso vocabulario se haga entender. Le sonrío amplio y abro las manos para coger el puñado que me entrega para luego volver a su lugar, llevando las manos directamente a su boca un momento después para probar, llevado por la curiosidad.

-Lucca, a la boca no corazón.- mamá lo reprende suavemente mientras le hace videos con el teléfono. Hemos tenido que comprarle muchas memorias externas porque se niega a no inmortalizar cada momento de su único nieto y no hace más que quejarse por la falta de espacio en el móvil. Me rio, volviendo a cerrar los ojos bajo el sol de temprano en la mañana.

Hoy es un día importante, el primer cumpleaños de Lucca. Mi pequeño bebé ya está dejando de ser tan pequeño. Su andar torpe está siendo más decidido con el paso de los días. Quiere hacerlo todo solo, vestirse, bañarse y se niega a usar pañales lo cual me recuerda la odisea absurda de querer ponerle uno limpio esta mañana luego de despertarlo con globos en la habitación y un pequeño pastel horneado por mi.