365 días de vida.

A Ti.

Sigo boquiabierta mientras soy guiada a través del jardín con la marcha nupcial de fondo. No puedo apartar los ojos del hombre que sostiene mi mano firmemente y me sonríe. Está elegantemente vestido con un traje azul rey, combinado con una corbata roja con pequeños puntos blancos lo cual me es insólito de ver ya que sólo lo he visto usarlas en la ceremonia de las bodas de plata de nuestros padres. Estaba confundida, las piernas me temblaban y no podía hablar.  

-OK, sé que me veo sexy con traje pero deberías de mirar hacia adelante, hermanita- me dice en un susurro. Sus ojos son dulces, fraternales y traen lágrimas a los míos. Kuba... -¡Vamos Lali!- me regaña divertido y Sólo en ese momento me recupero del todo, dirigiendo la vista al final del enorme altar de flores donde, mi caballero oscuro me está esperando, feliz, encantador y sobretodo mío. Hay una pausa en el fondo musical. El corazón se me acelera y trago las lágrimas que se me acumulan en la garganta cuando hacemos una pausa en el camino. Black me sonríe amplio desde el altar porque no puedo apartar mis ojos de él. ¿Qué está pasando? ¿Qué es todo esto?

Justo en ese instante Domenico aparece, deteniéndose al lado izquierdo del altar. Está encantador en su traje color crema.

-Como lo soñábamos de niñas.- Olga se detiene con Peter justo a mi lado. Me entrega un bouquet de rosas blancas igual al suyo. Nos sostenemos la mirada húmeda e ilusionada. Como cuando éramos niñas. Y todo se hace claro para mi. No era sólo su boda la que celebraríamos hoy, sino la nuestra  -Hagamos esto.- apura, dándome la mano, aún ansiosa. Jakub y Peter ríen y hacen una señal a la persona encargada de la música, que vuelve a colocar la marcha nupcial desde el inicio para nosotras.

Todos los invitados se alzan. Olga aprieta mi mano fuertemente. Estoy nerviosa y tranquila, feliz y en pánico. Lucca se mueve ansioso, haciéndome reír. Cuanto más cerca estámos más fuerte me late el corazón. Finalmente llegamos frente nuestros respectivos hombres. Jakub me besa la frente, uniéndose a papá y mamá, que ya tenía el rimel corrido por las lagrimas. Me giro, sosteniendo aún la sudada mano de Olga. 

-Me voy a desmayar-  Es lo ultimo que me dice mientras nos abrazamos, justo antes de que Domenico la tire de la mano, besándola frenéticamente. Peter se golpea la frente con la mano abierta mientras camina a unirse con Caterina que no puede creer lo que ve. Los invitados ríen y yo tomo la mano de Massimo que espera extendida por la mía. La canción suena más fuerte y los extraños a nuestro alrededor se desvanecen. Ya no existen las caras tristes de los Gansters, los susurros en desacuerdo, la atmósfera llena de envidia, Sólo estamos nosotros, nuestra pequeña clase de familia en este momento mágico.