Hogar

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Han pasado 60 días desde que nuestro pequeño rayo de luz llegó al mundo. 60 días llenos de angustias, dolor e incertidumbre que me han servido para volverme una mujer mucho más fuerte de lo que siempre había sido, más optimista, más creyente. Después de toda esta agonía siento que podía luchar contra todo el mundo despiadado que esta allí afuera sin sufrir ningún rasguño y salir ilesa.

Lucca ha salido de cuidados intensivos para pasar a cuidados medios neonatales. Por fin he podido sostenerlo fuera de esa cúpula de cristal que nos separaba del contacto piel a piel. Estábamos locos por volver a estar juntos, cerquita, siendo uno como hace algunas semanas atrás.

Desde que le han dado permiso para comenzar con las terapias Canguro* me hacen quitar la ropa, quedando desnuda de la cintura para arriba y con cuidado una enfermera lo apoya en mi pecho. El simple gesto de su cuerpo calentito pegado al mio me repara el corazón roto que he tenido desde entonces.

Mi pequeño se acurruca en mi pecho, ya reconoce mi olor y el latido de mi corazón y se queda dormido al tocarme

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Mi pequeño se acurruca en mi pecho, ya reconoce mi olor y el latido de mi corazón y se queda dormido al tocarme. Su peso ligero me llena el alma y hay sólo lágrimas de felicidad al poderlo sostener después de tantos días sin ese contacto. Aún en terapia media neonatal recibe alimentación asistida con una jeringa porque le consume demasiada energía succionar y para evitarle apneas por cansancio, así que simplemente lo sostengo cerca de mi pecho cuando se alimenta, almenos así siente que estoy allí.

Estamos tratando de regresar a ésta nueva normalidad en nuestras vidas. Mamá no me habla más de lo necesario. Está dolida porque no fui sincera con ella con respecto a todo lo que estaba pasando con Massimo, mi secuestro y el tema de Tenerife y Nacho. Me alivia saber que no soy la única hija descarriada y que Jakub también se ha llevado el sermón de la vida de su parte. Papá no ha dicho gran cosa, almenos no a mi directamente porque ha pasado una tarde entera encerrado con Massimo en la biblioteca y no tengo idea de lo que se han dicho, solo fui consciente de la cara de pánico de mi marido, el jefe de la mafia, cuando salió de la habitación mientras papá tenía una sonrisa en la cara. Les hemos contado todo, desde mi secuestro hasta el último ataque donde murió Nacho. Obviamos el tema del consiglio de Capos porque con todo lo demás Mamá estuvo a punto de llevarme arrastrada de vuelta a Polonia. Pasó de amar a Massimo al odio profundo y después de tanto explicarle que lo que sentíamos era de verdad, algo sincero tuvo que resignarse.

Lucca ha ayudado mucho a menguar las aguas turbias en casa. Él llegó para ser el amor que nos une a todos en esta locura de familia que tenemos.
Hoy cumple su primer semana en casa. Salir del hospital fue el alivio más grande que pudimos experimentar. Nos hemos estado adaptando a tener a nuestro hijo las veinticuatro horas del día, a sus horarios, sus deseos y necesidades mientras todos nos enamoramos cada segundo que pasa.

Mamá está en el séptimo cielo, es todo lo que nunca imaginé sería como abuela. Toda la vida me la imaginé como esas señoras que nunca quisieran ser llamadas Abuelas y le dicen a sus nietos de llamarlas por su nombre de pila. Siempre se ha caracterizado por ser super coqueta y dejarse ver como una señora de alcurnia, arreglada, sin un sólo cabello fuera de lugar y que nunca quisiera envejecer, cosa que ha cambiado desde la llegada del piccolino a casa. Lucca ha derretido hasta el más duro corazón existente. Jakub es el tío permisivo, dado y enamorado hasta los huesos de él. Papá es todo un abuelo ilusionado, le come los pies a todas horas y Olga y Domenico creo no tardarán en darle un primo porque no caben de ganas de sostenerlo cuando no está dormido.

365 días de vida.Where stories live. Discover now