Pesadillas

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-¡Laura!- Massimo me aferra de los brazos, sacudiendome de manera brusca

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Laura!- Massimo me aferra de los brazos, sacudiendome de manera brusca. Los oídos me zumban y siento una presión extraña en el bajo vientre que me paraliza - ¡Laura, respira!- grita, encendiendo la luz. La habitación se ilumina completamente y la sombra que estaba ante mis ojos se desvanece. Siento que el mundo comienza a apagarse a mi alrededor. Me voy a desmayar... Estoy teniendo un ataque de ansiedad y no consigo recordar cómo respirar. Veo el rostro de mi marido que tiene el pánico grabado en él -¡Por favor!- súplica y siento una punzada que me atraviesa la pelvis. Es tan fuerte que me hace exhalar de golpe, como si mi hijo me hubiese pateado el estómago desde el interior, dándome así una llamada de atención porque ambos íbamos a morir asfixiados. Tiro aire desesperado a mis pulmones, tosiendo, ahogandome con lágrimas en el rostro. -Respira.- a Massimo le ha vuelto el color a la cara y respira aliviado. Se estira por un vaso de agua mientras yo hago ejercicios de respiración y espio la habitación de reojo. -Tuviste una pesadilla.- me da de beber, acariciandome la espalda. Las palabras intentan salir de mi boca pero logro sólo articular monosílabos. -Calmate- amenaza con tono serio. Sé que no está molesto solo lo hace para que de verdad le haga caso.

-Massimo, había una sombra parada allí, observandonos

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-Massimo, había una sombra parada allí, observandonos. Tenía una pistola.- digo a borbotones una vez recupero el habla. Él me acaricia la cara, limpiando el rastro de lágrimas.

-Cariño, a veces la mente puede jugarte bromas.-justifica -Estás exhausta. Necesitas descansar.

-Hablo enserio. Lo escuché, lo vi-me exaspero porque en su cara veo que no me cree. Confía demasiado en la seguridad de la casa y sería imposible para él que alguien irrumpa en su fortaleza. Tengo la panza endurecida y me abrazo a mi misma, hablándole mentalmente a Lucca para trasmitirle un alivio que no siento. Papá está aquí... Todo va a estar bien, conejito.

-¿A quien viste?-Hay un movimiento fuera de nuestra puerta, él coge la nueve milímetros que guarda en el buró al lado de la cama y vuelvo a palidecer cuando la carga y apunta al ingreso. Domenico se asoma, aún medio dormido pero empuñando también un revolver. La imagen de su hermano apuntandolo con una pistola lo despierta del todo. Me pregunto fugazmente si es normal en esta casa dormir con una pistola bajo la almohada.

365 días de vida.Where stories live. Discover now