365 Días

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El cuerpo se me paraliza de miedo cuando realizo que estoy atrapada debajo del cuerpo del gemelo malvado de mi marido. En la oscuridad es incluso más parecido a Massimo de lo que recordaba.

-Pareces un ángel cuando duermes, muñeca.- me dice. Respirandome en el cuello. Sus labios barren mi mejilla. Aprovecho que tengo su entrepierna en la posición justa para una buena patada en las bolas. Él parece percatarse y se levanta de golpe, alzando las manos en rendición mientras yo salto de la cama, encendiendo la luz y cogiendo la pistola que Black guarda en el buró. Me tiembla la mano cuando la cargo. Ni con la mejor puntería del universo podría atinarle al blanco con este pulso. 

-¡Ni se te ocurra volver a tocarme, cerdo asqueroso!- le grito

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-¡Ni se te ocurra volver a tocarme, cerdo asqueroso!- le grito. Sosteniendo el arma directo a su cabeza. La adrenalina que tengo en el cuerpo me hace sentir como si no pesara en lo absoluto. Adriano se ríe abiertamente. Está vestido exacto a Massimo. Camisa oscura abierta en el pecho, pantalones de lino negros y zapatos a punta del mismo color. Fácilmente estando borracha podría confundirlos, son idénticos. A excepción de las cicatrices que tiene mi marido en el pecho que son perfectamente visibles con el pecho descubierto. La imagen me trae un dejavú. Yo, apuntando a Massimo con una pistola el día de mi secuestro. 

-Ya veo el porqué tienes comiendo de tu mano a mi hermanito. Ese temperamento eslavo pone caliente a cualquiera.- él mira hacia abajo, a mi cuerpo semi desnudo de manera lasciva. Se me sube la bilis a la garganta. 

-¿Qué haces aquí? Largarte o no respondo

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-¿Qué haces aquí? Largarte o no respondo.- La ultima vez que nos vimos cara a cara estuve a punto de matarlo a golpes por haber lastimado a Olga. Aún no he entendido para qué Massimo lo ha traído, que hace aquí y, si Domenico lo sabe todo porqué no le ha hecho un hoyo en la frente de un balazo.

-Calma, cuñadita. Solo quería saludar a la señora de la casa. Me parecía de mala educación no pasar a verte primero.- me sonríe de lado -Veo que mi sobrino está creciendo bien. No veo la hora de que sea el Don de Sicilia.

-¡Lucca no será Don de nadie!- escupo, ardiendo de rabia. 

 

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365 días de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora