Pedazo de Luna

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Capítulo Hot +18

Me despierto con un calor abrasador que me arropa. El sueño caliente que estaba teniendo se materializa ante mi cuando abro los ojos y veo a Massimo dónde debería de haber estado desde hace mucho tiempo, entre mis piernas. Su lengua se hunde en mi intimidad cuando se da cuenta que lo espío. Todos los músculos de mi cuerpo se tensan y se extienden por la intensidad de su lengua que hace círculos. Mi espalda se separa de la cama cuando sus largos dedos se abren paso dentro de mí, acariciando esa zona rasposa que manda corrientes de placer por todo mi cuerpo.

-Más rápido, Massimo- me quejo ahogandome en un largo gemido. No me quedaba mucho para alcanzar el orgasmo y él conoce tan bien mi cuerpo que me da lo que necesito. Sus dedos mutilan mi intimidad mientras su maravillosa boca succiona, lame y toquetea mi botón preciado y me abandono al placer, anclandolo con mis dedos enredados en su pelo para que ni se le ocurra moverse de allí.

-¿Era esto con lo que estabas soñando?- se lame los labios de manera caliente lo que despierta otra vez mi deseo

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-¿Era esto con lo que estabas soñando?- se lame los labios de manera caliente lo que despierta otra vez mi deseo.

-En realidad te tenía en mi boca.- sonríe amplio, tumbandose a mi lado

-Tendremos que resolver eso en otro momento, nena. Ahora solo quiero sentir tu apretado coño que me rodea.- Sus manos vagan libremente sobre mi cuerpo. Me agarrar la cara y pruebo mi excitación de sus labios por un segundo antes de que se sumergiera en mis hinchados pechos. Comienza a amasarlos rítmicamente. Después de un rato se inclina, tomándolo en sus labios, los muerde y empieza a chupar. Un extraño sentimiento me invade como si estuviera impregnada de puro placer; nunca antes había sentido tal placer y se lo atribuyo al embarazo, a toda la sangre extra que bombea a través de mi y de lo sensible que están mis pechos. Massimo no tiene prisa por acariciar, quiere disfrutar de cada parte de mi cuerpo. Sus labios vagan de un pezón a otro, luego vuelve a mi boca, me besa apasionadamente. Siento que su polla se hincha lentamente; se frota contra mí con cada movimiento. Un momento después, estoy tan impaciente, excitada y ansiosa que lo cojo en mi mano, colocándome de espaldas a él haciéndolo entender así que no quería esperar más. -Si te duele hazmelo saber, Nena.

-Cállate y fóllame- susurro, haciendo el trabajo sucio por él y hundiendo su miembro dentro de mi. No era mi posición favorita en el mundo pero me encantaba sentir en mi espalda el musculoso pecho de mi marido, sus dientes que muerden mis hombros, cuello, su lengua que lame el camino hacia mi oreja.

-Estás tan mojada- gime mientras empuja y escala en mi. -¿Me haz extrañado, pequeña?- Su gorda e hinchada polla empieza a moverse dentro de mí, destrozando mi centro lentamente. Cuando llega al final, detiene sus caderas como si estuviera esperando mi reacción. Lo traigo hacia mi boca, lamiendo descaradamente sus labios mientras muevo en circulos mis caderas. Él me aferra por el cuello en advertencia.

-No soy la única en haber extrañado- Sabía que si continuaba así se vendría en menos de dos segundos, me río de su cara de excitación y tortura.

-No juegues conmigo, Laura- amenaza pero en sus ojos solo hay calor y deseo. Consumiendonos en un beso sus caderas empiezan a empujar, ganando velocidad. Es profundo de éste modo y puede torturar con sus dedos cualquier parte de mi cuerpo. Me pellizca los pezones haciéndome gemir sin control para luego torturar mi clítoris sin dejar de escalar dentro de mi. -Vamos, nena- susurra en mi oído, lamiendolo, su respiración entrecortada allí, sus dedos en mi botón y él martillando mi centro me manda fuera de este mundo en un orgasmo que dura demasiado. En un rápido movimiento Massimo me tiene sentada sobre él, dándole la espalda. Mi cuerpo no se había recuperado del placer anterior cuando todo comenzaba otra vez. Con ésta posición tenía todo el control, mis caderas comenzaron a hacer círculos en él. Massimo se sentó, cogiéndome del cuello y acompañando mis movimientos, su boca en mi, su miembro hasta lo más profundo de mi ser me estaban volviendo loca.

-Massimo...- gemí, abandonando mi cuerpo a él.

-Damelo, Laura

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-Damelo, Laura.- una ola de orgasmo me inundó casi inmediatamente y fue seguida por otra y otra hasta que mi esposo tuvo suficiente, dejándose ir largo y duro dentro de mi. Ambos caímos en la cama, yo encima de su pecho lleno de sudor respirando pesadamente.

-Si eres así de receptiva embarazada te haré mil hijos.- me dice en el oído mientras acariciaba mi abultado vientre.

-Sueña, no pienso pasar por las náuseas mil veces.

-¿Al menos dos?- hay esperanza en su voz y eso trae un nudo a mi garganta.

-Tendremos primero que ver que tan bien nos va con uno.- Uno mis manos a las suyas que hacen formas sin sentido.

-Le daré todo lo que pida

-Massimo, en los primeros meses de un bebé lo único que necesita es comer, pañales y una cuna.- me río. Estoy segura de que si no lo controlo el regalo de nacimiento de Lucca será un helicoptero o un pedazo de luna. -¿Crees que podríamos mudarnos aquí?

-Cuando quieras, sabes que estamos en la casa grande porque no querías dejar a Olga.

-Pero ahora Oli se va a casar y ellos necesitan su intimidad.- no iba a decirle mis pensamientos oscuros acerca de la casa, al menos no en éste momento.

-¿Podemos quedarnos desde hoy si así lo deseas.?

-No, nos mudaremos cuando se vayan de luna de miel así tenemos tiempo para arreglar las cosas que faltan aqui.

-Ahora que sabes de la habitación de Lucca podrás colocar las cosas que pienses sean necesarias.

-Es perfecta así como es.- me muevo de su pecho, cambiando de posición para estar bajo su brazo y le robo un beso.

-Olga dijo que amabas la combinación de colores y a los conejos

-¿Pediste consejos a Oli?- mis ojos están abiertos como platos. Massimo se encoge.

-Nadie te conoce mejor que ella. Estoy contento de que la tengas en tu vida.- estoy sorprendida ante su tranquilidad al hablar de Oli. Nunca pensé que pudieran compartir más de dos palabras.

-¿Quien eres y qué hiciste con Massimo?- él se ríe de mi, aplastandome debajo de él. Me mira de manera intensa.

-Si le dices lo que acabo de decir lo negaré.- amenaza divertido -Estoy seguro que me creerá más a mi.- me besa el tope de la cabeza y salta de la cama. -Vístete, tenemos prueba de vestuario para el matrimonio hoy.- el rueda los ojos mientras se coloca los boxers y yo salto en busca de mi teléfono, consiguiendo veinte llamadas de Oli. Mierda, va a matarme.

365 días de vida.Where stories live. Discover now