03

987 82 16
                                    


| Capítulo 03 |

Miedo

Después de una hora mamá me llama para desayunar, pero le digo que no tengo hambre aún, que me quedaré en mi habitación porque tengo unas tareas pendientes y las voy a realizar.

Pero en realidad, no haré ninguna tarea, solo quiero estar sola sin la interrupción de ella a cada nada. Me asomo a la ventana a ver si lo veo, pero no está por allí.

Al cabo de unos segundos me llega una notificación de Instagram, cuando me acerco para ver de qué se trata es una nueva solicitud de seguimiento, desbloqueo mi teléfono celular y era nada más ni nada menos que él, Taylor.

—No puede ser, ¿cómo ha conseguido encontrarme? —pronuncio en voz alta.

No puedo disimular lo sonrojada que estoy por ello. Pero es curioso que me haya buscado en Instagram si al parecer no le cayó en gracia mi visita, pero bueno, le acepto la solicitud de seguimiento y empiezo a seguirlo también. No tiene ninguna foto en la cuenta, solo tiene la foto del perfil.

Inmediatamente, me llega un mensaje de él y me sonrojo, y no entiendo el porqué.

Mensaje de Taylor17: ¿Me pasas tu WhatsApp?

Mi cara de estupefacción es repentina al leer aquel mensaje.

Mi mensaje: Qué rápido eres coqueteando, Taylor.

Bromeo.

Taylor 17: No estoy coqueteando contigo, Keia. ¿Me lo pasas sí o no?

Mi cara de diversión se esfuma al momento de ver mi nombre mal escrito, pero de nuevo no le diré nada, porque ya veo que solo lo hace para fastidiarme.

Le envío mi número y no vuelvo a recibir más mensajes de él. Al parecer, Taylor tiene mayor facilidad para comunicarse por chat que personalmente con las personas.

Bajo de mi habitación para comer algo porque ya tengo un poco de hambre, mamá está tirada en el sofá hablando por teléfono y se ve un poco preocupada.

—¿Con quién hablas? — siseo, pero ella me hace seña que espere.

Me dirijo a la cocina en lo que ella termina de hablar por teléfono y me preparo un sándwich como tanto me gusta y me sirvo un poco de jugo de cerezas, me siento en unas de las butacas de la cocina a comer lo que me ha hecho y para no interrumpir su privacidad.

Mamá entra a la cocina y ya no se ve tan preocupada como se veía.

—¿Con quién era que hablabas? —Pregunto nuevamente, dándome un sorbo de mi jugo de cerezas.

—Con una amiga que conocí en el supermercado.

—Ah, qué bueno, mamá.

Se vuelve hacia mi y pone cara tierna.

—Te amo, Kaia— pronuncia de repente, con cierta sinceridad en sus palabras— y pase lo que pase, eso siempre será así.

—Yo también te amo, mamá, pero ¿cómo es eso de que pase lo que pase? ¿Qué podría pasar?

—Es solo que algún día tendré que irme de tu lado, hija, ya sabes, nosotras las madres no somos eternas.

Final Inesperado © [✓]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن