28

505 46 8
                                    


| Capítulo 28 |

Malos ratos

Taylor

Las cosas se vuelven más difíciles y no sé qué hacer, me siento culpable de todo esto y temo que alguien muy importante para mí, saldrá perjudicada...

Pero tenía que decirle lo que siento, decirle que la amo porque es la verdad, no puedo seguir ocultándole semejante cosa, si cada vez que la veo, esa palabra amenazaba con salir de mi boca por sí sola.

Me detengo en el pasillo que da a mi habitación porque he escuchado un ruido extraño, me mantengo allí escuchando, pero al parecer es mi imaginación jugándome una mala pasada. Avanzo hacia mi habitación con la idea de que no he escuchado nada, pero de un momento a otro, siento la contracción de un cuerpo golpearme en la parte trasera de mis piernas de una forma abrupta, que de alguna manera me atemoriza un poco.

—¡Taylor! ¡Ella no te va a amar más que yo! —chilla una voz que conozco perfectamente, y aquello ha sido pronunciado con sollozos que se expanden por todo el pasillo.

Es la loca de Lety.

Giro mis ojos con fastidio y procedo a levantarla del suelo y despegarla de mis piernas.

Esta chica no se detiene, odio los meses que mi tía la envía al país para que pase sus vacaciones aquí.

—Párate ya, Lety— ordeno, suprimiéndola a pararse quiera o no quiera —deja ya estas estupideces.

Pero la muy estúpida sigue llorando como una desquiciada, suplicando y diciendo cosas que no llego a entender debido a que su voz se entrecorta por los sollozos.

—No lo haré... —escupe, negando constantemente.

Esto es frustrante. La verdad es que no me gusta ver a mi prima en estas condiciones por mí, pero no está bien que esté enamorada de mí, yo siendo de su familia, en muchas ocasiones sé que suelo ser muy frío con ella, pero es por esta misma razón. No hay oportunidad conmigo y nunca lo habrá.

Me duele verla así, pero no puedo darle lo que pide. La quiero como lo que es, mi prima y nada más.

Ojalá Kaia nunca se enamore de un chico hasta el punto que tenga que rogarle de esta manera.

La sostengo con mis manos poniendo de todas mis fuerzas al igual que con mis pies y logro separarla de mí, viéndola ahí tan vulnerable y tan triste, llorando sin piedad.

Mañana mismo hablaré con mamá para que llame a su hermana y se lleve a su loca. No la soporto ni un minuto más.

No puedo seguir viéndola así, me adentro en mi habitación sin mencionar una sola palabra. Cierro fuertemente la puerta detrás mi y le pongo el seguro.

Sé que soy muy duro con ella, pero ser amable no funciona con Lety, es allí cuando se vuelve más insoportable e intolerable.

Me arrojo en la cama desesperado, rasgándome la cabeza. Un problema más agregado a mi lista de problemas... Siento que mi cabeza va a reventar de una vez por todas.

‡★‡

Me mantengo un momento tranquilo, sin inquietarme ante nada. Me llega a la mente ella, no puedo imaginarla en esa situación de Lety, me moriría, no podría verla sufriendo así.

Kaia.

Es lo único que está en mi cabeza todo el tiempo. Y no es que me moleste ni me desagrada, al contrario, cómo me gusta pensarla, pero también duele hacerlo. Y sé claramente por qué.

La hermosa pelirroja que se ha vuelto todo para mí, la que después de un instante que la conocí se ha adueñado de mis pensamientos, de mi corazón, de mi vida... DE TODO.

Me incorporo de la cama de golpe y me voy en dirección a mi mesita de noche, abro una de las gavetas con mucha prisa y saco unas hojas de papel y... una pluma.

Kaia

—Kaia, ven, te presento a Antonio.

No puedo evitar sentir náuseas, no entiendo cómo una gente puede sentirse peor que un grano en el culo.

Antonio me dedica una sonrisa falsa, fingiendo no haber hablado conmigo minutos antes. Estoy aquí parada como una idiota, ignorando por completo lo que mamá me dice.

Mal idea haber bajado.

Salgo de mi trance y me acerco hacia el lugar con disgusto, con unas putas ganas de marcharme por donde he venido.

—Él es la mano derecha de tu padre y la mía también —explica.

Solo entonces caigo en cuenta de que este puede ser el tal Peter, con el que papá ha mantenido esas conversaciones frecuentemente. Y no me pasa desapercibido el balbuceo que hizo cuando le pregunté su nombre.

Desde ya es mi mano izquierda.

Extiende su mano hacia mí con descaro, como si no me conociera. Si es la mano derecha de mis padres, estoy segura de que me conoce desde el principio hasta el final.

Me quedo viendo su mano extendida y mis planes no son corresponderle el saludo, pero para no ser descortés y no armar un alboroto con mamá, le extiendo mi mano y la suelto de inmediato de su agarre.

—Cuanto ha crecido —menciona el viejo Antonio, mirándome fijamente a los ojos.

—Desde luego, ya es todo una señorita —habla mamá, sonrojada.

«Si supiera que ya soy una tremenda mujer»

Mientras tanto, no soporto ni un minuto más estar en este lugar.

—Bueno, ya me voy, bajé a tomar agua, realmente estoy ocupada —inquiero, rascándome la cabeza.

—Adelante, mi amor—, musita mamá.

Asiento y salgo de allí de prisa, ni siquiera voy a tomar agua como dije, realmente solo quiero estar en mi habitación.

Final Inesperado © [✓]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن