14

604 46 20
                                    


| Capítulo 14 |

Casi nos descubren

Una vez en mi habitación decido mandarle un mensaje de WhatsApp a Taylor para invitarlo a casa y así conversamos y pasamos el rato. No recibo respuestas de él.

Pasan las horas y Taylor no responde a mi mensaje, así que me resigno porque de seguro que anda en uno de esos días que no le importa una mierda nada.

La verdad es que me estoy acostumbrando a estar con él todo el tiempo, a no sentirme sola como toda una vida y tal vez eso sea malo...

Ojalá y no lo sea.

Cae la noche y me encuentro en mi habitación sin nada que hacer, pensando en mil estupideces, son alrededor de las 11:45 h, y aún no consigo el sueño, tengo la cabeza vuelta un lío y por más que pudiera conseguir el sueño no quiero dormir, no sin antes ver a Taylor o tan siquiera hablar con él.

Qué jodida estoy.

Estar con él me hace bien, me gusta, me encanta, pero tal vez a él no tanto como a mí y eso es un grave problema. Pero no le doy más vueltas al asunto, debería dormir aunque no quiera, debo hacer un esfuerzo, mañana es otro día.

Cierro mis ojos e intento conciliar el sueño, no obstante , algo golpea mi ventana. Me incorporo de la cama a toda prisa y enciendo la luz. Me acerco a la ventana y es él.

Los ojos se me iluminan al verlo.

Sube por las escaleras despacio y sin hacer ruido. Me da una mirada algo reconfortante, pero yo solo me limito a abrazarlo durante varios segundos. Le doy un beso rápido y le invito a tomar asiento.

— ¿Por qué no respondías a mi mensaje?

Él no me responde, solo se acerca a mí y me besa nuevamente, pero esta vez, lo hace como si me hubiera extrañado demasiado. Le correspondo el beso de inmediato, porque es justo eso lo que quiero; besarlo con vehemencia.

Taylor me besa tan apasionadamente que no puedo evitar sentirme húmeda en mi parte íntima, me encanta como me besa, pero más como lo hace ahora. No puedo evitar pensar en mi primera vez con él, lo brusco y delicioso que me lo hizo. Quiero volver a sentirlo dentro de mí, quiero volver a sentirlo haciéndome suya.

Se aleja de mis labios para besarme el cuello, y la chispa que siento al momento que sus labios tocan mi piel me hace estremecer, pero él no tarda mucho para detenerse.

—¿Qué pasa? —suelto de inmediato.

—Te tengo un montón de ganas— emite, mirándome con deseo.

—¿Ah, sí? —espeto con picardía—, eso se puede resolver justo ahora.

—Por supuesto que no te lo haría aquí en tu habitación.

—Pero si estamos solos —, digo con sensualidad, mordiéndole el labio inferior.

—Ya he dicho que no te lo haré aquí, y no entra en tema de discusión —contradice, apartándose un poco de mí.

—¿Ah sí?

Me pongo de rodillas ante él para bajarle el pantalón. Él no se opone, claramente quiere hacerlo. ¿Qué importa si es aquí o allí?

Desabrocho su pantalón mientras lo bajo despacio para quitárselo, puedo sentir que lo tiene muy duro como la primera vez que lo hicimos. Lo sobo por fuera del bóxer que trae puesto y luego se lo quito, dejándolo sin nada. Lo tengo tan cerca de mí que me entran unas ganas enormes de probarlo, de entrarlo en mi boca y que sea lo que Dios quiera. Pero no lo hago.

Me incorporo de allí y me quito el pijama rápidamente, le obligo a acostarse en la cama y me le subo arriba. Lo beso con apuros y él intenta acariciar, mi entrepierna.

—Éntralo — me susurra.

Tengo tantas ganas que hago lo que me pide, me limito a entrarlo dentro de mí, no obstante, me lo impide:

—Espera—, exclama de repente— el condón.

¿Cómo se nos pudo olvidar algo tan importante?

— ¿Trajiste? —pregunto, porque obviamente yo no tengo.

Asiente y busca en su pantalón, cuando lo encuentra, desvío la mirada para evitar que se sienta incómodo.

Al cabo de unos minutos yo ya estoy encima de él mientras nos besamos bien rico. No espero a que él me dirija una vez más, así que entro su erecto miembro dentro de mí. Siento una fuerza conectar con todo mi ser y unas sensaciones riquísimas e increíbles, Taylor suelta un gruñido al momento que lo entro y al mismo tiempo me conduce a moverme.

Gimo de placer.

De un momento a otro se escuchan pasos muy cerca de la habitación, creo que demasiado cerca, así que nos apartamos bruscamente con los ojos abiertos de par en par.

¡No puede ser!, si mis padres ya estaban durmiendo.

—Rápido, párate, toma esto... escóndete aquí —suelto tan deprisa que pienso que se me saldrá un pulmón—. ¡No! Mejor vete, sal...

Taylor sale por la ventana como alma que lleva el diablo con su pantalón en mano y el bóxer mal puesto. Me pongo rápidamente el pijama y me arrojo en la cama, simulando estar durmiendo.

Me meto bajo la cobija y en seguida escucho como uno de mis padres abren la puerta. ¡Joder! Debí poner seguro. ¿Qué quieren? Nunca han hecho esto.

—Pensé que Kaia estaba despierta—. Escucho la voz de papá, parece que al escuchar ruidos provenientes de aquí, vino a ver si aún seguía despierta.

Cierra la puerta detrás de él y se marcha. Suspiro y me acomodo en la cama. Eso estuvo cerca. Estaría muerta justo ahora si papá me hubiera encontrado con Taylor aquí. Definitivamente, ese sería mi fin.

Me quedo allí y no me queda de otra que conciliar el sueño, ya es tarde, supongo y tengo que dormir. Me apena y me enoja el hecho de que tenga que quedarme con las ganas, pero bueno, en otro momento será...

El sueño llega a mí y no me contengo, me dejo llevar por él.

Final Inesperado © [✓]Where stories live. Discover now