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| Capítulo 16 |

Verdades ocultas

Taylor

He llegado a casa y todo mi mundo se ha derrumbado, me siento fatal y sencillamente no lo puedo evitar. Quiero volver a estar con ella, porque con ella me siento bien, me siento feliz, me siento como nunca...

Aún pienso en cuándo y cómo surgió todo esto, esta conexión, esta atracción hacia ella, en lo bien que me siento en su presencia... y esa cosa extraña que se interpone en todo esto. Todavía no lo he podido descifrar.

Ese día fue uno de los mejores de mi vida, no puedo negar que no quería alejarme de ella ni mucho menos irme de aquel lugar tan lleno de paz, Kaia es una chica hermosa, que de alguna manera aporta algo especial a mi vida.

Empiezo a toser y a sentir molestia en el pecho, nada de lo que no esté acostumbrado, me echo en la cama y me detengo a pensar el porqué la vida a sido tan injusta conmigo, no lo merezco, yo solo soy un chico que desea ser grande en la vida y ser feliz junto a ella, —sí, porque ella ya forma parte de mí— pero no, me tocó la peor parte, como si estuviera pagando los platos rotos que yo no rompí. Pero venga ya, tampoco he sido lo mejor...

A veces me pregunto cuando terminará todo esto, cuando es que sentiré paz interior, cuando será que los demonios que viven dentro de mí se irán de una vez por todas... No lo sé.

Me siento destrozado, siento mi alma arder, siento cómo mi corazón late muy deprisa como si quisiera dejar de latir en este mismo momento, siento la necesidad de encender un cigarro y olvidarme de esta cochina vida que me consume poco a poco, aunque sé que no puedo hacerlo.

Mi vida es un total desastre donde ya todo está perdido y no hay vueltas atrás, pero en medio de todo este caos llega ella, a hacerme creer que todo está bien, a cuestionarlo todo, ahora todo se ha vuelto tan fácil y a la vez tan difícil.
Kaia es diferente a todas las chicas con las que he estado, porque hay una magia en ella que me tiene hipnotizado, pero a la vez me es extraño, muy extraño...

La verdad es que siento quererla, cuando estoy con ella no quiero irme de su lado porque ella es reconfortante a todo mi mal, ella es como mi cura... mi antídoto, desde mis ojos la veo como la chica perfecta, que llegó a un destino imperfecto.

Mamá sube a mi habitación a traerme algo de comer porque ya tengo ratos sin ingerir nada.

Mamá es una de esas madres que cualquiera pensaría que no me quiere o alguna de esas cosas que las personas piensan, pero mamá es la única que me quiere de mi familia, es la única que está conmigo, pero como siempre está ocupada con su trabajo, quehaceres y viajes, hemos estado un poco alejados, es por ello que me siento solo a cada nada, porque ella tiene que ocuparse de sus asuntos.

—¿Cómo te sientes, Trechi? — pregunta, pasándome un plato de sopa y unas pastillas para calmar un poco el dolor. Tenía un tinte de tristeza en su rostro y odio verla así, porque sé que es por mi.

Desde que tengo uso de razón, mamá me llama Trechi, y todavía desconozco la razón de por qué, simplemente dice que es de cariño y nada más, pero yo sé perfectamente que hay un significado de tras de ello. Igual no me ha molestado que me llame así durante toda mi vida, porque solo ella lo hace.

Mamá se acerca a mí y se sienta en el borde la cama.

—Un poco mejor que los días anteriores, —confieso, porque verdaderamente me siento mal, pero nada comparado a aquellos días.

Mamá me mira con más tristeza de la que he descifrado hace unos minutos en su hermoso rostro. Soba mi mejilla y me indica que me tome la pastilla que me ha traído para que también pueda comer la sopa.

Me trago las pastillas con cierto pesar, odio esto, no me gusta.

—Ya se te va a aliviar el dolor con las pastillas—, dice amablemente, haciendo una pausa y lista para seguir hablando— ¿Andas saliendo con esa chica... Kaia? —pregunta con curiosidad.

Su pregunta me deja fuera de balance.

¿Qué se supone que debo responder? ¿Por qué me da tanto miedo esta pregunta?

Obviamente, no salgo con Kaia, pero ya han pasado cosas que las hacen los novios y las parejas, además de que está surgiendo algo extraño entre ella y yo, y claro que no le mentiría a mamá, ella es la única que me entiende perfectamente.

Carraspeo la garganta porque ciertamente es un tema algo complicado—: han pasado cosas entre nosotros, pero aún no tenemos nada serio.

Mis palabras me hacen sentir avergonzado, y no sé por qué.

—¿Y le has contado todo? —interviene, tocando un tema muy profundo y doloroso como para conversar en este momento.

Bajo la cabeza al escuchar esas palabras, porque en realidad, no quiero hablar de ello, ya me lo he pensando muchas veces y siempre acaba doliéndome aún más.

—No mamá, y no pienso hacerlo... no quiero lastimarla...

Final Inesperado © [✓]Where stories live. Discover now