24

487 46 0
                                    


| Capítulo 24 |

Confusión

Una vez en la puerta de mi casa, pienso en ir a casa de Taylor, pero luego lo pienso mejor, e iré más tarde, en este momento no estoy en condiciones de verlo.

Abro la puerta y lo primero que veo es la figura de mamá sentada en el sofá, cabizbaja.

Le doy un vistazo rápido y me encamino de inmediato a mi habitación, porque no quiero ni estar un segundo cerca de ella...

No obstante, cuando voy subiendo el tercer escalón, escucho que pronuncia mi nombre.

—Kaia —su voz suena pesada y triste.

Me paralizo.

No emito palabra alguna, aún despaldas a ella, simplemente me quedo ahí para que ella continúe hablando:

—Quiero que lo olvides —dice con un hilo de voz—, no le digas nada a tu padre, no volverá a pasar jamás.

Me volteo hacia ella con enfado.

—¿Quieres que me ría, mamá? —espeto tan fuerte que hace eco en toda la casa— espero que no, porque esto no se trata de un maldito chiste.

Mamá me mira con detenimiento y de nuevo baja la cabeza.

—En serio lo lamento— dice, más para ella que para mí, pero pide escucharlo.

Siento tanta lástima y a la vez asco por mi propia madre que siento que estoy exagerando, pero aquello ha sido muy sucio de su parte y ahora ella no lamenta ¿qué clase de persona hace eso?

Me acerco a ella y me poso frente de ella.

—Escucha, mamá— me mira a la cara —voy a callar, pero no precisamente porque tú me lo estés pidiendo, sino porque no me quiero ver envuelta en tus mierdas, papá ha sido un maldito estúpido al creer que tiene una buena mujer en casa— lágrimas comienzan a correr por sus ojos—, ya no soy la pequeña Kaia que lloraba por todo desconsoladamente, eso se acabó mamá, de ahora en adelante las cosas van a cambiar, tú y papá pueden hacer lo que quieran.

Me retiro del lugar de inmediato.

No tiene el coraje de decir nada más, porque lo que le dije le quedó bien claro. Esto me sigue rechinando y por mucho que me esfuerce en que no me duela, sigue haciéndolo. Esto es insoportable.

Me voy en dirección a mi habitación y allí me echo de golpe en la cama. Todo esto duele mucho... y no sé cómo afrontar la realidad. ¿Cómo voy a mirar papá a la cara sabiendo que su esposa se revuelca con otro? ¿Cómo la miraré a ella sabiendo el tipo de persona que es?

‡★‡

Trato de apartar esos pensamientos por un momento y pienso en otra cosa, algo que no me genere tanta amargura y opresión en el pecho. Inevitablemente, pienso en ese chico que apareció en el parque. Jayco.
Creo que es muy apuesto, pero más que eso, buena persona, nadie anda por ahí ofreciendo su ayuda, así como así. Creo que, después de todo, me cayó bien.

Cae la noche y papá ya está en casa, mamá ya ha preparado la cena y hay que bajar a cenar, pero no quiero estar en presencia de ellos, esta noche no lo resisto... así que me niego hacerlo y digo que me siento mal.

Papá lo toma un poco en desconcierto e incluso pregunta que si es necesario que me lleven al hospital, (así de dramático es) pero mamá sabe perfectamente que yo estoy en perfecto estado de salud. El problema es ella.

Espero a que ellos terminen de cenar y que se pierdan en la casa, para poder salir a casa de Taylor.

Pasan los minutos, y voy a confirmar que se encuentran en su habitación, me acerco a la puerta con cautela y me doy cuenta de que aún tienen las luces encendidas.

Me alejo del lugar cuando de pronto escucho que hablan.

Me detengo de inmediato y me acerco nuevamente a la puerta:

—... estoy cansada de estar ocultando esta gran verdad —escucho que dice mamá, al parecer se encuentra llorando—, no puedo con esto, no puedo dormir ni estar en paz.

Me siento indignada ahora, creo que mamá le contará a papá que en realidad ella no le quiere y le está siendo infiel todo este tiempo.
Tengo los pelos de puntas, creo que si mamá va a contarle la verdad, no quiero escucharla decirlo ni ver cómo reaccionará papá. Sin embargo, quiero seguir escuchando la conversación.

Mi cabeza está hecha un desastre en este momento...

—Lo sé, Wen, pero debemos llevarnos este secreto a la tumba — esta vez, habla papá, sin compadecimiento hacia ella.

Su respuesta me saca de balance, ahora estoy más que confundida.

¿Llevarse el secreto a la tumba? ¿O sea que ya no estamos hablando de una infidelidad?

—¡Claro que no! —Grita mamá enredando sus palabras por los llantos—, debemos decirle antes de que esta verdad salga a la luz, ¿no te das cuenta de que estamos metidos en la boca del lobo? Al final todo se descubre, Alejandro, y lo mejor es que decidamos a hablar con ella.

Y vuelve de nuevo ese 'Ella' ¿A qué va todo esto? Mi corazón late muy fuerte y no lo puedo controlar. Aquí ya no se está hablado de infidelidades, ni siquiera de cualquier mínima cosa, aquí se habla de algo muy importante y peligroso.

Al parecer mamá quiere confesar la tal verdad tan oscura que ambos ocultan, que según ella no la deja dormir por las noches, pero papá... papá quiere irse a la tumba con esa verdad.

La curiosidad me corroe y me siento desesperada por saber la puta verdad de la que tanto hablan.

Es evidente que esto va de manos con esas llamadas telefónicas que ha tenido papá estos últimos días, es el mismo problema, porque mamá también está involucrada, él mismo lo ha mencionado en un momento determinado.

Papá no dice nada por un buen momento, al parecer se ha quedado sin argumentos o al menos está pensando lo que ella dijo.

—Lamentablemente, no podemos decirle—, hace una pausa y luego continúa hablando—: nos llevaremos esto a la tumba y haré todo lo que esté a mi alcance para que ella no sepa la verdad. Tu tranquila, mi amor.

Ciertamente, papá es un hombre frío, pero negarse a lo que mamá le pedía es algo cruel, y más si se trata de otra persona que necesita saber la verdad, ¿no?

Ninguno dicen nada más y la estancia se queda en silencio. De repente, las luces de la habitación se apagan...

Final Inesperado © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora