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| Capítulo 15 |

Salida

Despierto por los destellos de sol que se cuelan por mi ventana y por el sonido de la puerta de mi habitación al ser golpeada fuertemente. Doy un respingo y abro los ojos de golpe cuando veo a mamá parada bajo el umbral de la puerta de brazos cruzados. ¿Y ahora qué le pasa a esta? Por lo que veo está muy enojada, sus facciones lo reflejan al máximo.

—Mamá, buenos días, ¿qué sucede? —pronuncio, quitándome la cobija de encima y estirando mi cuerpo.

No tarda en responder y echarle un vistazo a mi ventana. Entonces me doy cuenta de por qué está así. Siento como mi corazón amenaza con dejar de funcionar y mi garganta no da señales de vida para articular palabra alguna. 

—¿Me puedes explicar por qué está abierta?

Esa mujer no podía ser más alarmada.

—La abrí a media noche, mamá, porque tenía mucho calor—. Obviamente, tengo que acudir a la mentira porque, o sea, claro que no le diría la verdad, ni muerta.

Mamá me da una mirada asesina y sale de mi habitación sin decir nada más, tirando de la puerta con fuerza. Agradezco a Dios por haber hecho que se fuera y no dijera una sola palabra más, porque sin duda se armaría la tercera guerra mundial.

Tomo mi celular para ver si tengo algún mensaje de Taylor o alguna notificación de Instagram. Taylor ha posteado algo, es un estado de WhatsApp con letras alemanas:

"Wir gehen in den Park für Eis"

Inmediatamente, me dirijo al traductor de Google para saber qué dice, porque si no lo hago, la curiosidad me mata. Lo investigo y me quedo asombrada.

Vamos al parque por un helado.

¿Será que Taylor puso eso para mí?, claro, creo que se trata de uno de esos juegos al que tú tratas de adivinar algo y pues ganaste. Taylor ha eliminado el estado ya, quizá ha sido una equivocación o en si trata de invitarme y pues como ya lo vi, no es necesario que siga allí. Siendo así, no me voy a apresurar, voy a esperar a que me diga.

Espero a que me escriba privado mientras que, busco qué voy a ponerme y pienso como le pediré permiso a mamá.

Me dirijo a mi clóset y busco el vestido más lindo que tengo y que no me lo he puesto nunca. Es un vestido corto con escote que entalla a la perfección en mi cuerpo. El blanco es mi color preferido, creo que por eso uso mucho las ropas de este color.

Busco una de mis mejores zapatillas que luzcan bien con el vestido y las coloco junto al él en la cama, mientras que voy abajo a pedirle permiso a mamá.

Ella se encuentra hablando por teléfono con mi tía Martha y aprovecho el momento porque sé que me dirá que sí de inmediato para que la deje en paz. Canto victoria. Vuelvo a mi habitación y espero a que Taylor me envíe el mensaje de confirmación.

Realmente estoy loca, quizá Taylor había posteado sin ningún significado, o podría ser algún fragmento de una canción. Qué jodida estoy.

Pero igualmente esperaría, porque ya estoy metida en esto.

Así que el mensaje de él no tarda mucho, porque justo entrando al baño escucho que mi teléfono celular emite el sonido de mensajería.

Taylor:
"¿Dónde te espero?"

Se me forma una risita de triunfo.

Evidentemente, tiene lo suyo bien planeado, pero yo no le haré ganar, no le haré saber que acertó en todo.

Kaia:
"¿De qué me hablas?"

Taylor:
"Te he invitado al parque, Kaia"

Exactamente eso quería, que él me lo diga nuevamente. Le escribo que me espere en su casa porque de todos modos mamá no puede saber con quién saldré. Él acepta y me dice que en una hora esté lista. Me pongo a prepararme.

‡★‡

Ya en el parque, nos encontramos sentados en uno de los bancos, ambos nos reímos sin parar. Taylor me mira con delicadeza y ternura y me explica cuando de niño se cayó en el parque por estar corriendo como loco y su hermano se burlaba mientras él lloraba.

Nos quedamos en silencio por varios minutos, y no es para nada incómodo ni molestoso, ya que circula un aura de paz y tranquilidad entre ambos.

La verdad es que no conocía el placer de estar con alguien de esta manera, es muy genuino lo que siento y lo que transmite el ambiente. Agradezco a Dios que es con Taylor, porque esto me encanta, él me encanta. Definitivamente, ya puedo decir que amo estar con él.

—Te ves más hermosa hoy—. Menciona, con tanta firmeza en sus palabras que no puedo evitar sonrojarme ante ello.

—Igual tú—, digo, porque es la verdad, está hermosísimo y puedo apostar que si trató de impresionarme, lo logró.

Después de unos minutos él vuelve hablar, con referencia a otro asunto.

—Amo la paz que me transmites— su mirando está puesta en un lugar no específico.

Vuelvo a sonrojarme y siento como mi corazón quiere salir de mi pecho. No sé qué responder y, por lo tanto, opto por tomarle de la mano y acariciarle para así responderle de esa manera, porque no puedo articular palabra alguna. Taylor parece entender mi gesto, porque me da una sonrisa de boca cerrada, como diciéndome que no es necesario que diga nada.

—No quiero hacerte daño, Kaia—, suelta de pronto.

—Claro que no lo harás, ¿por qué dices eso?

—No quiero arruinar este momento.

Como siempre, Taylor deja las conversaciones a la mitad con sus palabras tan raras. Cada día me da más motivos a sospechar que algo pasa con él, con su vida, con su familia, pero bueno, en eso tenía razón, este no es el momento para darle vueltas al asunto.

—Si no quieres hablarlo ahora, está bien, lo entiendo, pero en cualquier momento quiero que me digas el porqué dices cosas tan extrañas.

Asiente y mira al cielo, pero luego, después de un instante, me observa nuevamente y habla:

—Haces mi mundo más bonito, Kaia, no sé en qué instante pasó todo esto, pero me gusta estar contigo.

No lo vi venir. Siento una punzada enorme en el corazón, lo que siento en este momento no lo había sentido antes. Lo cierto es que nunca nadie me había dicho semejante cosa.

—Yo también siento lo mismo Taylor...

Mis palabras se quedan en el aire porque Taylor no espera más y me besa, pero esta vez lo hace con decencia, me besa con mucho amor y mucha pasión, un beso suavemente, diciendo millones de cosas que, a su vez, me hacen sentir la chica más feliz del mundo. Tardamos unos segundos besándonos cuando él mismo, detiene el beso. 

—Ya tenemos que irnos, no quiero que tus padres te peleen por demorarte mucho, y además, ya casi cae la noche—. Y sí, definitivamente tiene razón. Al parecer el tiempo está en nuestra contra porque las horas pasan a una velocidad supersónica.

Asiento y nos vamos a casa tomados de las manos.

Final Inesperado © [✓]Where stories live. Discover now