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| Capítulo 21 |

Emoción

Escucho que mamá me llama para que baje a cenar, así que no refuto ni nada porque realmente tengo hambre. Dejo de leer mi libro y voy abajo. Rápidamente, ceno y vuelvo de inmediato a mi habitación, porque no tengo ganas de emprender una conversación con ellos...

Creo que en el fondo estoy enojada con ellos.

Cuando llego a mi habitación pienso un momento en Taylor, en todo lo que ha pasado entre él y yo, en esta habitación. En mi habitación.

Definitivamente es increíble.

Según recuerdo, en la mañana él me había dicho que nos veríamos más tarde y... no ha venido por aquí, ¿qué habrá pasado?

La preocupación me corroe, pero a pesar de ello, no le escribo ni le llamo, solo me limito a echar un vistazo por la ventana y ver si lo veo por ahí, pero no lo veo, así que no hago nada al respecto. Se que si hubiese querido verme, hubiera venido o al menos enviado algún mensaje de WhatsApp...

Después de todo creo que merece un momento para sí mismo.

‡★‡

Me meto a la ducha y hago algo por mí, ya que es tarde y debo dormir.

Una vez en la ducha, mientras el agua cae por mi piel, pienso en esas llamadas de papá, en todo lo que he escuchado y a qué va todo eso. Estoy tan confundida que quisiera reprocharle del porqué, no estoy enterada de lo que sucede, pero si quiero saber de qué se trata todo, no debo hacerlo, ya que ellos no me dirán, y de reprocharles, entonces se pondrán en alerta.

Lo que más me sorprende y me taladra la cabeza, es que papá siempre ha sido muy comunicador, todo lo que sucede en la familia, en el trabajo, dentro y fuera de casa, él lo comentaba con mamá y conmigo, pero ahora eso es muy diferente.

No está siendo el padre que siempre ha sido. Ni siquiera mamá.

Y ahora más que nunca es evidente que me ocultan algo... algo muy oscuro y que de ninguna manera debo saber.

Salgo de la ducha enredándome en la toalla, totalmente distraída. El corazón me da un vuelco enorme y quiero correr nuevamente a la ducha o a un lugar seguro, por la figura imponente que está en mi cama y que yo no deje ahí, pero tan pronto me doy cuenta de que quién está allí, lo conozco, el alma me vuelve al cuerpo, porque no me secuestraran ni violaran.

Es Taylor.

—¡Marica, me asustaste! —exclamo, riendo, todavía con la piel de gallina.

Taylor me mira, riendo.

—No era mi intención, lo juro.

Me tranquilizo un poco.

—Pensé que no vendrías.

—Ya pensaba en no venir —inquiere con sarcasmo.

Ante eso le dedico una sonrisa y voy a ponerme algo de ropa o algún pijama que encuentre rápidamente.

Creí que no lo vería hoy, y me pone muy feliz que esté aquí.

Me pongo un pijama de short y blusa de tirantes y voy dónde está Taylor. Cuando salgo me llevo tremenda sorpresa, no puedo creer lo que estoy viendo, en serio, quiero llorar justo en este momento; ¡las boletas! ¡¡LAS BOLETAS PARA IR A VER A CNCO!!

¡No me lo puedo creer!, Taylor las ha comprado, ¡para mí! ¡Y hay dos boletas! Es decir que... ¡También hay una para él! Oh, por Dios, no lo puedo creer, quiero llorar de alegría.

No puedo objetar una sola palabra, estoy sumamente emocionada y no sé qué hacer al respecto.

Esto significa mucho para mí. Estoy segura de que mis ojos brillan de alegría...

—Taylor, ¿cómo lo supiste? —suelto, porque es lo único que puedo emitir ahora—, ¿También es tu favorito?

Taylor me mira aún con más entusiasmo que yo.

Aún no puedo procesar todo esto, no creo tener esas boletas en mi casa, en mi cama... ¡que podré ir al concierto!

De inmediato me acerco a la cama y tomo esas boletas en mis manos, contemplándolas.

—Ayer, cuando llegué escuché que decías que tenías que comprar unas boletas, te pregunté, pero no quisiste decirme —hace una pausa y luego continúa—. Cuando fuiste a cenar, busqué entre tus cosas y descubrí de qué boletas hablabas, así que decidí hacerte la sorpresa—, carraspea la garganta— y sí, también es mi grupo musical favorito.

¿Escuché bien? ¡Es asombroso! A Taylor le gusta la misma banda de reggaetón que a mí. ¡Iremos juntos!

Me siento demasiado bien, no puedo expresar todo lo que siento en este momento, toda esta emoción repentina. Pensé que iría sola, o peor, ya había perdido las esperanzas de ir, pero ahora Taylor me las ha revivido todas.

Será maravilloso ir con él.

—Wao, Taylor, no sé qué decir, me has dejado sin palabras —confieso.

—No es necesario que digas nada, sé que esto es importante para ti—, espeta con firmeza —pero solo falta menos de un mes para que llegue el día del concierto, ¿cómo podrás ir? Es decir, ¿cómo conseguirás que tus padres te dejen?

Ese es mi mayor problema y el factor que más me preocupa, porque sé que pidiéndole permiso, no conseguiré que me dejen ir, e irme por cuenta propia, no es una buena opción, y parece ser la única que tengo.

—No sé qué hacer...

Taylor se queda pensativo.

—Si quieres yo puedo... no sé, intentar de convencerlos —pronuncia, como si eso fuera una excelente idea.

—¡Claro que no! ¿Estás loco? —Emito con la mandíbula tensa—. Jamás me dejarían ir contigo.

Taylor frunce el ceño.

—Ya lo sé, solo decía.

Vuelve a quedarse pensando y a mirar a un punto no específico.

Lo miro detenidamente y él vuelve la mirada hacia mí.

—Iré de cualquier forma. Mi preocupación era la boleta y ya está aquí ¿no? Entonces tranquilo, es seguro que me escaparé —en ese momento le dedico una sonrisa —nos escaparemos juntos— aclaro.

—No me parece buena idea que te escapes, pero ya sé que no me escucharás—, dice, suspirando y evadiendo el tema—. Ya debo irme, debes dormir y descansar.

—De acuerdo, nos veremos mañana, —digo, acercándome a él.

No espero a que él me responda y le doy un beso de despedida. Él asiente entre mis labios y seguimos besándonos apasionadamente, hasta que detenemos el beso y él se marcha, no sin antes de dedicarme una mirada dulce.

Me quedo en la ventana y veo cómo desaparece entre la oscuridad que emana la noche. Me apresuro a cerrar la ventana y a guardar las boletas bien seguras en donde mamá no pueda verlas.

La guardo en un cofre que papá me había comprado cuando era niña y la coloco debajo de la cama.

Ahí estarán muy segura.

Así que me voy a la cama, emocionadísima.

Final Inesperado © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora