La cacería ya estaba por comenzar, me di una última mirada en el sucio espejo del barato lugar donde nos estábamos quedando por esos nublados días. Salí del pequeño baño, tomé mi máscara y arma que descansaban encima del sofá.
- Esta todo listo jefe-. grito uno de los ayudantes desde afuera.
Salí rápidamente del lugar entrando a una de las camionetas que nos esperaban. Changbin y yo íbamos en frente, mientras los demás cargaban sus armas en la parte de atrás.
- No dejes que nadie te raspe, lee know.- rió seo acomodando su máscara.
- Él que me preocupa eres tú, jamás salgo lastimado-. reí con burla.
- Jefe, llegamos en 5 minutos-. me dijo uno de los ayudantes a mis espaldas.
Asentí y puese mi máscara en su lugar, nos estábamos acercando a un gran muro gris de uno de los edificios planeados.
- Acelera-. grité, saltando del auto y viendo como este se estrellaba contra el muro rompiendolo velozmente.
- Sigan el plan-. gritó changbin haciéndome una seña con la mano.
Nos adentramos al edificio y los disparos comenzaron. Me acerqué hacia uno de los tatuados golpeándolo rápidamente con la punta del arma, haciéndolo caer. En cuestión de segundos más pandilleros entraron y el piso se manchaba en sangre.
- Dónde esta tu jefe-. grité apuntando a cualquiera al azar.
El chico de ojos azules me miró con burla y desprecio.- ¡no saben con quien se están metiendo!-. gritó haciéndome perder la paciencia, jale el gatillo y la bala atravesó su cabeza, mientras la sangre de su herida corría sin parar.
- Que asco tener su puta sangre en los zapatos-. surré subiendo por las escaleras, disparándole a cualquiera que intentara interponerse. Me giré para verificar si tenían todo bajo control.
Changbin corrió tras de mi asintiendo con la cabeza, solo significaba una cosa, todos están muertos.
Caminamos por el gran pasillo y pateamos la última puerta que se encontraba asegurada, haciéndola caer en segundos. Pude ver al pequeño pelirrojo encadenado a un lado de la sucia habitación, no había señal de vida en él, mi corazón se paralizó y corrí rápidamente a su lado.
- Tiene pulso-. me dijo Changbin con sus manos en el pelirrojo.
- Tenemos que irnos rápido, ya llegaron las camionetas y cargamos todo lo que encontramos-. gritó un acelerado hyunjin.
- Desencadenen a seungmin, yo me encargo del resto.
Baje las escaleras y la cantidad de cadáveres me dieron asco, no sabía como pasar por encima sin ensuciar mis valiosos zapatos con su asquerosa he inhumana sangre de diablos. Inspeccione que toda la mercancía se encontrara a dentro de las 2 camionetas negras, bangchan se encontraba listo para partir, hyunjin subió a seungmin recostado en la parte trasera, mientras changbin encendía la otra.
- Jefe debemos irnos ahora-. dijo uno de mis 3 ayudantes extras mientras me subía a la camioneta.
- Cambio de planes-. sonreí apuntándole con mi arma-. están fuera-. el chico me miró confundido y disparé.
Mientras Hyunjin se encargaba de los dos restantes, changbin arrancó el vehículo y unos segundos después bangchan nos siguió.
- Eso siempre es tan innecesario-. susurró seo a mi lado.
- Sabían demasiado, ¡mierda changbin!, si no cierras la puta boca tu serás el próximo con una bala en el cráneo.
Seo rodoo los ojos y nos fuimos en un silencioso viaje hacia las grandes bodegas del distrito. Otra misión finalizada.
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Abrí los ojos de golpe y un fuerte olor pan tostado inundó mis fosas nasales. Jeongin se encontraba en la mini cocina perfectamente vestido con su uniforme negro, preparando lo que supongo yo era el desayuno. Me miró y enseguida una gran sonrisa se formó en su rostro.
- Al fin despiertas hannie-. dijo acercándose hacia mi con una bandeja.
Mi cabeza dolía y me sentía algo mareado, ¿cuándo me había quedado dormido?
Una fuerte brisa me hizo temblar haciendo que me diera cuenta de mi notoria falta de ropa.
El pelinegro me miró tranquilo regalándole una dulce sonrisa, que por una razón me inquietaba bastante.
- ¿No lo recuerdas, hannie?
- ¿Qué cosa no recuerdo?-. pregunté en gritos inquietos.
- Hannie, tú y yo anoche-. hizo una pausa-. anoche tuvimos sexo jisung.
- ¿Tuvimos qué?-. me levanté enojado-. no jeongin, esto no está bien-. dije tomando una bata del gastado armario.
- La pasamos bien hannie, tranquilo-. susurro el pelinegro en mi oído.
Me alejé de él y me senté en una esquina de la cama, un dolor pulsante en mi trasero me hizo gritar.
- ¡Jeongin vete!-. grité fuertemente.
- No me iré, hannie.
- ¡Te estoy diciendo que te vayas!
Me miró decepcionado y comenzó a caminar hacia la puerta.
- Espero puedas tranquilizarte Jisung y no comportarte como un niño después de hacer cosas como estas.
Yang tomo sus cosas y salió de la habitación, dejándome completamente confundido y asustado, intentando recordar la noche anterior, pero nada se venía a mi mente. Fuí directamente a la la ducha y me preparé para ir a clases.
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