Enfrenta el Karma

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¿Ves esto, Akaza?— pregunto Kibutsuji quien acababa de salir de su forma de niño, teniendo en su mano uno de los ojos del luna superior que se tragaba los gritos y lágrimas para que su demonio mayor se detuviera más rápido, tratando de hacerse ver más fuerte de lo que era.

Es mi número, señor— susurró impotente mientras el mayor tomaba su cara en su mano, haciendo que lo viera a sus furiosos orbes fuego.

Cometelo— susurró iracundo, mordiéndose la lengua, no podía asesinar a Akaza aún, el tenía una misión que cumplir.

Akaza abrió la boca temblorosamente y fue obligado a tragar su ojo, el sabor repugnante lleno sus papilas gustativas de manera tal que lo insitó a vomitar, cubrió su boca en ese momento, viéndose obligado a tragar aquellos asquerosos líquidos, Muzan solo lo veía, despreciando cada parte del luna a sus pies. Su mano tomó su cabello e hizo que le mirara de frente, a los ojos, Akaza tembló aterrado.

Ahora... la próxima vez que te diga que traigas a Yoko... me traerás a Yoko... no vas a maltratar a mi hermosa florecita... o te dejaré al sol para que te tueste un poco... a ver si así aprendes a captar ordenes— le susurró de cerca, empujándolo hacia atrás provocando su caída. No soportaba a ese maldito Akaza, era él el único capaz de encontrar los lirios araña azules, el resto eran una bola de inútiles.

¿Qué haré ahora, señor?

Manten vigilado a Kasukoto... ese maldito ya no está bajo mi maldición... y mientras el esté con Yoko no podrás acercarte a ella ni a sus compañeros...— decía, observando por la ventana en silencio —Cuando tengas la oportunidad... mátalo... yo me encargaré del resto de la familia Sunazuka...

El hombre con el plan... o mejor dicho el desgraciado sin vergüenza. Planeaba asesinar a toda la familia de Yoko y dejarla en el desespero, luego deshacerse del traidor de Kasuki y sus compañeros... así solo tendría un lugar donde correr... hacia los brazos de Kibutsuji.

Mientras Muzan peleaba con Akaza como la mierda que era al otro lado del continente estaba Inosuke, amenazando a cierto demonio que de alguna manera había sobrevivido al sol.

—Oye, maldita cosa—

Kasuki abrió los ojos de golpe mientras veía hacia arriba un cielo azul brillante, sus ojos viajaron a sus lados con duda ¿Que había pasado? No lo recordaba muy bien, solo sentía el ligero ardor en su cuerpo. Se sentó sobre el suelo y apoyó sus manos en la tierra, estaba debajo del sol... sano y salvo... solo que con una espada colocada en cada ángulo de su cuello.

El Kamado, Hashibira, Agatsuma y el Rengoku se encontraban amenazandolo mientras Yoko estaba colgada a un árbol gritandoles que no se atrevieran a tocarlo, que si lo hacían ella misma se amarraría el cuello ahí mismo.

—¿Quien eres? ¿Donde obtuviste esta magia para no ser consumido por el sol?— la sonrisa de Rengoku demostraba odio puro hacia él, cosa que hizo sentir algo mal a Kasuki.

—¡¿Y por qué estabas tocando a mi Yoko-Chan?! ¡Cosa asquerosa!— Zenitsu se moría del miedo, pero se mantenía algo firme, solo para tratar de hacer ver a Yoko que podía hacer ese tipo de cosas por ella, a Yoko se le hubiera hecho heroico y tierno de los cuatro, pero estaba demasiado molesta como para verlo.

—¡¡EL ES KASUKI!! ¡¡RENGOKU-SAN!! ¡E-El es el Pilar desaparecido!— chilló Yoko por novena vez en quince minutos, Kasuki miró a Yoko y al verla ahí colgada una furia incomprensible lo invadió, más se controló y se mordió el labio a modo de mordaza.

—Responde, demonio—

—Mi nombre es Kasuki Sunazuka, antiguo Pilar Kitsune, actual segunda luna demoniaca superior...— dijo seco mientras veía a los ojos de Rengoku, quien se quedó atónito —Me converti en demonio para salvar al amor de mi vida... pero fallé... me prometí a mi mismo mantener mi humanidad... por mi Tsuguko—

𖣔❫ཱི𝐘𝐨𝐤𝐨  ──[Kιmᥱtsᥙ ᥒo Yᥲιbᥲ]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin