Cortar su cabeza

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Fue increíble el estilo de pelea de Mitsuri, impresionante de hecho, cada uno de los movimientos eran sublimes, Yoko tuvo que salir de la pelea para recuperar un poco la fuerza, no se sentía nada bien luego de haber sido poseída por aquel espíritu de odio y rencor, de emociones negativas.

—Ay no...— alzó la mirada, viendo como Kanroji caía de rodillas ante un ataque del niño demonio, se levantó de su sitio y con todas sus fuerzas corrió, cortando el brazo del joven sin necesidad de usar sus alientos, todo por la motivación de proteger a la pilar —¡Ch-Chicos! ¡Llevenla a un lugar seguro, ya!—

Los tres jóvenes corrieron, alzando a la Pilar, llevándola lejos.

Eres terca y estupida...— dijo el demonio, haciendo girar aquellas dos peculiares armas, Yoko hizo el mismo movimiento con su espada, haciéndola girar vistosamente, pasando el mango entre sus dedos y por encima de su cabeza, tal como tras su espalda.

—Y tu eres un grosero patán— se puso en posición defensiva, preparada, concentrada, esta vez no perdería.

Un despliegue de rayos cayeron por sobre el terreno de combate, Yoko ágilmente se movía, esquivandolos, rozandose con estos a ligera distancia, todo por no tener la velocidad para evitarlos completamente, sintiendo el calor de estos sobre su cuerpo al rozar. Dio tres Cortes consecutivos al frente, de los cuales dos le dieron en el pecho al demonio.

Eres osada... tosca... tu espíritu de lucha es impasible— decía, Yoko ignoró al demonio y solo retrocedió de un salgo, pensando en que hacer, una de las cabezas de dragón se alzó y embistió el suelo, levantando gran cantidad de polvo, permitiéndole escabullirse en la seguridad de su pantalla de humo.

—Yo me encargo, los protegeré a todos... ¡Haré algo al respecto!— dijo Mitsuri justo a tiempo, si ella peleaba con el demonio les daría a ellos el tiempo de encontrar y cortar la cabeza del pequeño.

Los cuatro jóvenes, liderados por Tanjiro comenzaron a andar en dirección a donde se encontraba el capullo de lianas en el que se guardaba el demonio, los tres subieron mientras Yoko precisaba donde se encontraba el pequeño demonio.

—A tu izquierda Kamado-Kun, no, a tu derecha... s-se mueve— decía Yoko, viendo como la rama se balanceaba con violencia —Demonios—

Colocó su espada sobre la superficie del árbol, respiró profundo, y cortó la base del árbol fácilmente haciéndolo caer, sonriendo triunfante, o bueno, hasta que las lianas comenzaron a soltarse y atacar con fuertes golpes que tiraron a Yoko al suelo, haciéndola arrastrarse para estar lejos del alcance de aquellas ramas.

—¡Pedazo de mierda, deja de huir de tus responsabilidades! ¡Cada acción, cada pecado, haré que pagues por todos ellos! ¡No puedes huir de esta!— Kamado corrió hasta donde estaba el demonio, Yoko quiso seguirle, pero sus heridas y sus músculos no daban a más, se quedó incada mientras sus compañeros seguían a Tanjiro, solo mirando al frente.

—Yoko ¿Estas bien, linda?— le preguntó un preocupado Kasuki a su pequeña Tsuguko.

—Kasuki... yo... no me puedo mover...—

—Estas cansada ¿Cierto? Quédate aquí... iré con tus amigos y ayudaré, ya Muichiro esta a salvo así que no debes preocuparte por él— beso la frente de la joven que sonrió ligeramente, mirando desde su posición como el hombre se iba a ayudar a los chicos, sonriendo vagamente.

—Hantengu— gruñó el hombre mientras veía como sostenía a Tanjiro, teniendo a Genya y Nezuko tratando de quitarlo de encima, el hombre se lanzó sobre el demonio, cortando sus manos de un sencillo movimiento, dejando escapar un pequeño suspiro por h...

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—Hantengu— gruñó el hombre mientras veía como sostenía a Tanjiro, teniendo a Genya y Nezuko tratando de quitarlo de encima, el hombre se lanzó sobre el demonio, cortando sus manos de un sencillo movimiento, dejando escapar un pequeño suspiro por haber mantenido la respiración de concentración total tanto tiempo, le cansaba, no demasiado.

Más cuando cortó al demonio tanto el mismo como Genya y Kasuki se prendieron en fuego ¿Por qué? Pues porque ambos tenían similitudes, los tres tenían características de un demonio.

—¡Agh! ¡Carajo!— él no podía ver, y el dolor desgarrador le hizo tambalear, era como cuando el sol lo tocaba, no se moría, pero el dolor que sentía sobre la piel era un infierno, en especial mientras se adaptaba a la luz solar, no era inmune a ella, era solo una cualidad dada por su transformación, una habilidad de luna superior... no podía pasar más de una hora al sol o de lo contrario si se ardería... era por eso que Muzan no lo había absorbido.

—¡Kasuki-San! ¡WAH!— Tanjiro perdió el equilibrio y cayó por el borde del desfiladero, entonces, cuando Kasuki pudo abrir los ojos lo único que vio fue el haori color arcilla de Yoko, quien acababa de saltar.

—¡YOKO!— El miedo de perderle le atormentó, asomó su cabeza por el borde del acantilado, viendo a la joven sosteniendo al Kamado en brazos, colocándolo con cuidado en el suelo mientras comenzaba a seguir a aquel demonio, sintió alivio, parecía no estar herida —¿Como hizo para levantarse?—

Se pregunto a si mismo, hace apenas minutos no se podía mover, el aura de ella era distinta, algo oscura... algo había pasado en su ausencia. Mientras tanto Yoko había alcanzado al demonio que acababa de comenzar a perseguir a dos herreros, debía llegar antes de que una tragedia ocurriera.

Tanjiro había cortado su cabeza, pero aún el cuerpo original seguía dentro.

Los gentiles rayos del amanecer tocaron el rostro de la Sunazuka a duras penas, entonces volteó.

—¡¡NEZUKO!! ¡Nezuko encogete, hazte pequeña!— los gritos de la pequeña demonio alertaron a Yoko quien detuvo su andar... podía ayudar a su amiga o vencer al demonio, estaba entre espada y lanza, porque de una u otra forma alguien iba a morir.

—¡Kamado, ve!— Gritó Kasuki quien saltó desde el risco, cayendo al suelo, cubriendo tanto a Kamado como a Nezuko del sol, viéndose las quemaduras sobre su cuerpo, sacándole jadeos al mayor, Tanjiro quedó paralizado, no sabía que hacer —¡Carajo muevete! ¡¡Rápido!!—

Tomó al muchacho de su uniforme y lo lanzó por los aires, cubriendo a la más pequeña con su haori y cuerpo como si de ello dependiera su vida, pero se seguía quemando, no podía detener el sol, no podía curarla... no podía salvarla.

—¡¡LO SIENTO!! ¡¡NO PUEDO SALVARLA!!— Lanzó Kasuki, sucumbiendo ante la impotencia, sintiendo las lagrumas en sus ojos de ver a la pequeña demonio quemarse, esta le miró con dolor y mostró una pequeña mueca de alegría... cosa que destrozó al demonio —Perdóneme, señorita Nezuko—

—Nezuko...— Dejo salir Yoko en un par de lágrimas, negando con la cabeza con rabia y tristeza desbordante, volteando a ver al Hantengu que había alcanzado a los dos hombres —Todo esto es su culpa...—

Gimio con odio, levantándose y corriendo a todo dar hacia ahí, usando la quinta cola del aliento Ninetails, cruzando su espada con la de Tanjiro logró cortar la cabeza del demonio, ambos lagrimeaban, se miraron.

—Lo hiciste bien—

Y entonces, con las palabras del Kamado en mente ella se dejó caer en el suelo, abrazando al Kamado que también lloraba desconsolado, pensando que la chica estaba muerta.

—Kamado-Dono... Kamado-Dono... K-Kamado-Dono— el de la máscara anaranjada apunto hacia detrás de ambos, Yoko quedo impactada, ella conocía el porqué Kasuki no moría con el sol... pero Nezuko... Nezuko no tenía esa habilidad, era un demonio cualquiera.

—Nezuko...— soltó en un jadeo incrédulo la peliblanca, imitando su acción el Kamado.

—Bu-Bue...Buenos di-días— dijo la chica con una sonrisa, Yoko por instinto corrió hasta donde estaba y le dio un fuerte abrazo, girandola en el aire emocionada a más no poder.

—¡Nezuko! ¡Estas bien!—

—Gracias al cielo, Nezuko...— Dijo Tanjiro, uniéndose al abrazo de Yoko y su hermana —¿Estas bien? ¿Eres humana?—

Ella conservaba su apariencia de demonio, es decir... que ella había domado al sol.

—Cielo... cielo... gra-gracias... gracias al cielo... es... ¿Estas bien?— decía con tono tierno la joven, Yoko beso su frente y miro por encima del hombro de ella a su tío quien respiraba algo agitado, sonriendole a ella, desvolviendole la sonrisa al mayor mientras se abrazaba de Yoko.

—E-Está repitiendo... como una niña— Dijo Kamado.

—Oh ¡La enseñaré a insultar a Muzan!— dijo Yoko con un brillo altanero y una sonrisa divertida.

—¡Hey, no!—

𖣔❫ཱི𝐘𝐨𝐤𝐨  ──[Kιmᥱtsᥙ ᥒo Yᥲιbᥲ]Onde histórias criam vida. Descubra agora