¿Ganamos?

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Su respiración era realmente agitada, un pequeño hilo de sangre descendía despacio por su mentón, manchando lo que quedaba del Yukata, sostenía débilmente su espada mientras miraba al frente incrédula lo que habían hecho, las lunas se estaban consumiendo en cenizas, maldiciendose entre si, gritandose como los hermanos que eran, en desacuerdo y culpandose entre sí por quien había hechado a perder todo.

Sus ojos estaban cerrándose una vez más, no entendía como lo había logrado, solo que lo había hecho, había acabado con Gyutaro pero no pudo evitar que le hiciera daño a Tanjiro, ahora el estaba muriendo lentamente por el veneno... al igual que ella.

Se dejó caer en el suelo apoyándose en su espada, cortando su mano inconscientemente por pasarla muy cerca de la hoja, su cuerpo estaba cada vez más débil, se sentía cada vez más cerca de su muerte. Pero no era su hora.

Un segundo antes de caer en la inconsciencia la mano de Nezuko tocó su hombro y un cálido sentimiento le invadió mientras los brazos de la diminuta chica le rodeaban, al abrir los ojos lo único que vio fue fuego, cuando fue a entrar en pánico las llamas Rojas se apagaron, dejando paso a la sensación de la pequeña Kamado sonriendo mientras veía a Yoko.

Todo había pasado, la tempestad, las muertes, todos estaban bien, o al menos sus amigos ya que cada parte de la ciudad estaba en ruinas. No sabía que había hecho, solo que casi murió debido a ello.

Se quedó muy quieta mientras tocía fuertemente, dejando pequeñas virutas de sangre dispersas en el suelo, un suelo que comenzó a mancharse de rojizo con sus violentas contracciones de pecho, el cuerpo humano tiene un límite, y ese límite tiene una línea muy delgada entre la vida y la muerte.

Una delgada línea que ella estaba pisando.

Yoko se levantó con ayuda de su espada, la miró, estaba intacta y por alguna razón enredada de un trozo de césped alrededor de su hoja, ella cortó suavemente el trozo de maleza... el cual se volvió en cenizas que al caer tiñeron el plano de verde, un hermoso verde.

—¿Qué me pasó...? ¿Nezuko?— Le miró y a lo lejos observó a los tres jóvenes, ella dejó salir un jadeo, más cuando quiso correr hacia los tres su torpe andar cansado le hizo caer de rostro contra el suelo. Se echó hacia un costado para poder ver a su lado derecho, no pudo detener su caída.

—Nezuko-Chan...— Musitó, la pequeña niña en pánico se acercó a Yoko y le miró a los ojos con miedo —Cuida de los chicos hasta que llegue la ayuda... yo estaré bien... ¿Si?—

Murmuró, Nezuko dejó salir un par de lágrimas y se fue, dejando a Yoko en ese pésimo estado, sola.

—Aliento efervescente...— Dijo para si misma mientras veía hacia atrás, los escombros estaban cubiertos de musgos y flores hermosas que ella llevaba años sin ver, bellas flores blancas, miró de nuevo hacia donde estaban los chicos y sonrió suavemente —El aliento de la vida...—

Cerró sus ojos suavemente, necesitaba descansar, guardar reposo de sus heridas.

-Sabía que esa zorra no podría con esto... tranquila Yoko... pronto vamos a estar juntos, amor- dijo con tono ido y suave, desvaneciendo.

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𖣔❫ཱི𝐘𝐨𝐤𝐨  ──[Kιmᥱtsᥙ ᥒo Yᥲιbᥲ]Where stories live. Discover now