Hashi Yoko

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Usui se encontraba presentando a los cuatro chicos a las casas de cortesanas, La dueña observaba a los tres hombres disfrazados y a la linda dama de cabello blanco bien peinado tras su cabeza, ella lucía más bella que cualquiera. Fue comprada por la casa Kyougoku al igual que Zenitsu, la casa con la cortesana más famosa de todas.

Los otros dos chicos fueron vendidos a otras casas, Yoko estaba feliz de no estar sola en un lugar extraño donde tendría que actuar de prostituta. Apenas llegar lo primero que vieron fue a aquella mujer, la Oiran más famosa de toda la región, de nombre Warabihime tirando las cosas de una jovencita de más o menos catorce años, era casi de la misma edad que Yoko, cosa que molesto a la albina.

Apenas la joven se fue tanto Zenitsu como ella se acercaron a la chica para ayudarla con las cajas y equipaje, Yoko cargaba con facilidad la mitad de las pesadas cargas que aquella chica no podía ni levantar del suelo, Yoko fue vista de inmediato como una damisela fuerte y amable, una Hashi apetecible para los depredadores que se paseaban por los pasillos de aquella casa.

Entre ellos uno bastante reconocido por los presentes, un hombre que solo compraba los servicios de la Oiran Tayū del lugar, uno que a la chica albina seguro se le haría conocido ya que varias veces se le había topado, hablado y sonreído... Muzan Kibutsuji.

Yoko fue llevada al cuarto de baño donde las Zachikimochis comenzaron a limpiar su cuerpo, quitando el maquillaje de su rostro con cuidado, viendo detenidamente los hermosos ojos de la chica, los clientes se pelearían por ella, tan solo con ver sus ojos sabrían lo especial que era, ellas se sonrieron orgullosas y divertidas de saber que tenían a la más bella de aquellas que Usui había vendido, la pondrían de servicio de inmediato.

—¿Crees que si la ponemos en renta ahora podamos recibir una demanda? Quiero decir... el Mizuage de las recién llegadas es en una semana— decía a escondidas una de las Zachikimochis a la otra mientras dejaban que Yoko se vistiera en el interior de una habitación que habían preparado para ella —Es una chica única, los clientes se pelearan por ella—

Ambas se miraron y decidieron quizá llamar a algún cliente constante de alguna de las Oiran del lugar, más en ese momento apareció una de las prostitutas de alto rango con su seño fruncido y un tanto molesta.

—Señoras, por favor, no le hagan esto a la niña, apenas ha llegado y es solo una pequeña... mirenla, apenas sabe peinarse bien, ella es hermosa, honorable y bondadosa... además de que siendo Hashi las ganancias que les proveerá a los dueños no serán muchas... por favor, señoras, dejen a la niña—

—S-Si— murmuron ambas mientras la mujer entraba a la habitación donde Yoko se encontraba luchando con la peineta en su cabeza la cual no se quedaba fija, la Oiran de rango mayor no se encontraba muy lejos, y si Yoko no se encontraba presentable corría peligro de que Warabihime le encontrara mal parada.

—Yoko-Dono, permítame— habló la joven mientras se colocaba tras la albina quien le miró impresionada con su belleza, era preciosa, simplemente hermosa, incluso Yoko se sentía anonadada con su belleza. Enderezó su cabeza y bajo un poco la frente de manera que su cabello quedara expuesto ante la bella mujer tras ella —He escuchado rumores sobre ti, dicen que tus ojos son hermosos ¿Puedo verlos?—

Yoko elevo la mirada ante ella, sonriendo levemente con un tenue sonrojo de vergüenza en las mejillas, cosa que la Koinatsu Oiran imitó con solo recibir su mirada.

—Son más lindos de lo que pensé, eres preciosa, serás una Oiran bellísima, con tu gentileza y tu educación... serás la mejor de todas, incluso mejor que la odiosa Warabihime-Oiran—

𖣔❫ཱི𝐘𝐨𝐤𝐨  ──[Kιmᥱtsᥙ ᥒo Yᥲιbᥲ]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant