Capitulo 13: Dos rayitas

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Jimena miro a Isabella con temor. Era la sexta vez en el dia que vomitaba y lucía terrible. Pero ella estaba empeñada en seguir trabajando para ocupar la mente. Jimena insistió en ir al médico pero todo lo que tuviera que ver con médicos y hospitales Isabella automáticamente se negaba.

— A ver Jimena, es solo cansancio estoy bien. Además tengo dos juntas hoy en la tarde.

— Puedo cubrirte, Joder Isabella, nadie se la pasa vomitando por cansancio.

Sin dejar de mirar su ordenador y mandar mails, Isabella respondió algo distraída.

— Te sorprenderia lo cansado y fastidioso que puede llegar a ser el ser presidente de una empresa como esta. Tranquila estoy bien. Por cierto, ¿No tenías  una cita hoy con Adrián? 

Sonrojada tartamudeó

— No es una cita, es solo una reunión de trabajo.

— Ajá en un café

— Isabella, qué más quisiera yo que fuera una cita. Pero eso jamás será posible. Adrián te ama como demente y eso por más que yo quiera cambiarlo será igual. No tiene ojos para otra mujer que no seas tú. Me siento tonta hablando esto contigo.

Quitándose los espejuelos, los dejo a un lado mirándola con incógnita.

— ¿Por que te sientes tonta?

— Eh bueno para empezar..., es el padre de tu hija también fue tu primer amor y pues por lo que se ve fue muy apasionado. Ósea es raro, siento que me estoy metiendo en algo que no debo.

— No soy buena aconsejando, si lo fuera no tendría la mierda de vida que tengo; pero solo puedo decirte una cosa, si... amé con toda mi alma a Adrián tanto que pensé que jamás podría llegar a enamorarme nuevamente. Fue el hombre que me convirtió en mamá por primera vez, fue mi primer hombre, fue todo. Más sin embargo de todo eso quedan buenos recuerdos. Ahora lo quiero pero el cariño es distinto. Me enamore de Alejandro creo que mucho más de lo que pude haberme enamorado antes. Y no te voy a negar, si no hubiera pasado nada de lo que pasó en mi vida, probablemente ahora estuviera casada con Adrián y Anabel tendría una familia y otra vida. Pero no fue así, esta es nuestra realidad. No tienes que preocuparte por mi o lo que yo pueda pensar porque nada me daría más gusto que Adrián rehiciera su vida contigo y dejará de esperar un imposible conmigo que jamás va a suceder.

Jimena sonrió algo relajada pero aún así indecisa.

— He hecho mil cosas para llamar su atención. Pero cuando estoy cerca siento que solo soy una sombra. No se..., no siento que le sea atractiva joder Isabella creo que ni siquiera soy de su tipo.

Agarró su bolso y saneando del mismo una tarjeta de crédito la puso sobre el escritorio sonriendo.

— Anda, ve y cómprate algo sexy para verlo hoy. Pero no me vengas con esos trapos tuyos que parecen de señora en menopausia no, algo descarado, que provoque.

— ¿Que? No estás loca y menos con tu dinero.

Isabella puso los ojos en blanco

— Tómalo como un regalo. Y la realidad es que el que Adrián se fije en ti solo depende de ti.

Se levantó de la silla y otra vez se había mareado pero aquella vez peor. No tardó en correr al baño a devolver todo lo que había comido en la mañana.

— No, nos vamos ahora al médico Isabella.

Tirando de la cadena volvió a negarse y esta vez creía saber qué le ocurría.

— Isabella, ¿cuando fue tu última regla?

— Tengo retraso, un mes. Quiza despues de todo a Alejandro se le va  a dar tener otro bebé. Pero si te soy sincera a mi no me hace tanta ilusión; estamos en medio de una guerra de odios y rencores y lo menos que necesito ahora es preocuparme por otro hijo.

Inefable Where stories live. Discover now