Capitulo 14: De cara a la maldad

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Estaba decidida, el dolor y la frialdad le habían oscurecido sus valores y lo único que quería era hacer que Isabella sintiera lo que ella sintió al perder a su hijo. Sentía envidia, sentía envidia de Isabella por ese embarazo y la felicidad que ahora ella sentía. Solo quería hacer que su felicidad se convirtiera en amargura tal como ella vivía día tras día. Misma amargura que Meredith disfrutaba de ver y crear. Aunque ahora cada vez que daba un paso, Marcos estaba detrás. La encontró en una esquina cubriéndose los oídos repitiendo a súplicas una y otra vez que se callaran a algo que solo ella podía oír. Se acercó a ella y poniéndose de cuclillas con dolor al verla así la acaricio.

— Ven, todo está bien. No pasa nada.

— No..., no me dejan. Diles que se vayan — Gimoteo Meredith

— Les diré , ahora necesito que me ayudes a llevarte a la cama. Tienes que descansar.

— Vete, ¡Lárgate!

Marcos vio al costado de Meredith una jeringa usada junto a unas pequeñas bolsas vacías. Le preguntó a Meredith buscando una explicación pero ella en aquel momento no estaba en sus cinco sentidos. Comenzó a reírse delirante y entre balbuceos comentó.

— Se va a joder igual de jodida que estoy yo. Haré que sufra... mucho.

— No harás nada Meredith. No me obligues a internarte.

— ¿A mi? ¿Por qué? ¿Solo porque a ti te sale de los cojones?

— Te estas drogando, estás usando heroína. No te estás tomando tus medicamentos. Joder me lo pones todo complicado.

— Hago lo que me da la gana tú no eres nadie ¿Oíste? ¡Nadie! Déjame sola, quiero que me dejes sola por favor.

La cargó en brazos y llevándola hasta la habitación, la recostó en la cama intentando calmarla pero sus crisis eran cada vez más fuertes. Odiando hacerlo, la sedó logrando que descansara un poco. Estuvo con ella toda la noche, le cuido el sueño y se había propuesto hacer todo lo posible por hacer que su amargura y maldad se transformara. Estaba dispuesto a darle todo el amor y cariño que la vida y su propia madre le habían negado. Besó su frente susurrándole.

— Jamás volverás a estar sola. Te amo.

Marcos pensaba que podía con todo, que podía transformar a Meredith pero eso era algo que difícilmente lograría y más con los trastornos que su mente alojaban. Sin saber lo que se avecinaba, Isabella y Alejandro felices fueron a la primera cita prenatal; ambos estaban emocionados en pasar por esa etapa juntos. Comenzaron a hacerle la ecografía y Alejandro al escuchar el corazoncito de su bebé latir se conmovió tanto que sus ojos sollozaron.

— ¿Desean saber el sexo de su bebé? — Prefuntó la obstetra

— ¿Se puede? ¿Tan pronto?

— Con un poco de suerte, se deja ver.

Alejandro feliz apostó

— Es una niña, se que es una niña.

— Efectivamente, están esperando una niña. Felicidades.

Más alegre no podía estar. Alejandro ya pensaba en todas las cosas que le iba a comprar, como adornaría su pieza. Tendría una princesita en la casa correteando, una pequeña Isabella en miniatura y eso lo llenaba de ilusión. Llevándose una imagen de la primera ecografía, Alejandro llevó a Isabella a comer a un restaurante cerca del hospital y ella no dejaba de mirar la ecografía. Comenzaba a sentir esa sensación de querer disfrutar cada etapa de su embarazo.

— Oye, ¿Ya has pensado en algún nombre? — Preguntó Alejandro.

— Quiero que lo elijas tú. Dime, ¿cómo te gustaría que se llamara nuestra bebé?

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