Capitulo 35: Nuevos sentimientos, nueva vida

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Meses después

Habian muchas cosas que a ella le había pasado, tantas que el miedo ya podía tomarlo de la mano y seguir caminando. Meredith era el prototipo de mujer fría, invencible y fuerte de carácter que ante todos era de temer, pero cuando se trataba de sus debilidades, podría ser todo lo contrario. Habían pasado ocho meses, ocho meses en los cuales su vida era un tanto extraña. Esperaba un bebé y al mismo tiempo no tenía idea de cómo se sentía esa experiencia. Habían pasado los meses y aún se sentía extraña, vivir una vida normal, sin riesgos ni cosas locas era relativamente nuevo para ella. También lo era para Isabella y Alejandro. Comenzaban a vivir plenamente sin nada que atormentara su amor. Ella miraba su vientre y aún no se creía que todo aquello fuera real. Lo acariciaba sintiendo una ternura especial por aquella criatura que crecía en sus entrañas. Miraba su vientre incrédula y al mismo tiempo emocionada. Era algo que nunca se había planteado, aunque habían muchas cosas en su vida que no se había planteado como el ser abuela y al mismo tiempo estar embarazada o estarlo del hijo de su hermana, aquella misma hermana con la cual compartió odios y rencores por tantos años.

— ¿Te he dicho que te ves hermosa embarazada?

Isabella sonrió y mirándolo con deseos de devorarlo a besos asintió con la cabeza.

— Todo el tiempo

Mirando el vientre de su esposa mordió sus labios y deseando mucho más que un beso, susurró.

— Quiero follarte, comenzar lento y terminar rudo. Pero luego te veo así panzona, y me da miedo poner feliz al sobrino.

Las hormonas, combinadas con las ganas vitalicias que siempre Isabella le tenía Alejandro, habían hecho que se acalorara en cuestión de segundos. Pero solo se pudo llegar a eso, a un calentamiento que rápido se convirtió en incertidumbre. Isabella volvió a sentir la misma sensación que sintió con sus gemelos al estar literalmente empapada de cintura hacia abajo. Había roto la fuente y estaba más nerviosa que cuando tuvo a sus tres hijos. Se supone que no lo estuviera, ya había dado a luz cuatro veces, pero en aquel momento daría a luz a su sobrino y eso no era algo que se daba todos los días. Alejandro quería llevarla en brazos hasta el coche pero testaruda como ella solía hacer no se dejó porque quería hacerlo todo por ella misma aunque las contracciones fueran cada vez más insoportables. Mientras buscaba las cosas necesarias para llevar al hospital, agarró el móvil y emocionada pero aquejada por el dolor, llamó a Meredith dándole la noticia de que su hijo estaba por nacer. Ella estaba tomando un té y al escuchar aquello, la taza cayó de sus manos y Marcos rápidamente corrió hacia ella creyendo que le había ocurrido algo. Si..., le estaban ocurriendo mil cosas en su interior. Ella cayó sentada en la silla y sin saber si reír o llorar comentó.

— Ya está por nacer nuestro bebé

Marcos  sonrió y rápidamente la abrazó pero Meredith estaba en trance. Una avalancha de miedos y complejos se había apoderado de ella en aquel instante. Su sonrisa se esfumó y derramando lágrimas desesperadas comentó.

— Creo que no puedo...

— ¿Que? ¿Qué ocurre cariño?

Invadida por el miedo respondió

— No creo poder ser una buena mamá.

— Serás la mejor. Ya no hay nada que nos impida ser felices amor. Estoy seguro que amarás a ese bebé tanto como te amo yo a ti. — Marcos levantó su mirada buscando fijar sus ojos en los de ella y con una sonrisa añadió — Sin darte cuenta, llevas toda la vida añorando ser madre y ya lo eres. Cree en ti por una vez, en lo que puedes dar como persona.

Era fácil para todos fuera de ella pensar positivamente. En cambio para Meredith no era tan fácil, era tanto el dolor que había pasado que aún no podía asimilar que comenzaría a ser feliz. Marcos llevándola en estado de trance al coche, condujeron los dos hacia el hospital y por la mente de Meredith pasaba una vida entera. No pudo evitar sentir miedo pero también estaba emocionada. Cuando por años se vive sin amor, sin felicidad se llega a creer que no se puede conocer otra cosa, y era precisamente eso lo que le ocurría a Anabel. Era feliz junto a su pequeño y a Sebastián, pero en ocasiones se preguntaba si estaba soñando o en efecto era cierto. De las tres, Anabel era la más rencorosa y aún le guardaba cierto rencor a Meredith aunque con el pasar del tiempo iba mermando.

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⏰ Last updated: Nov 15, 2020 ⏰

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