Capítulo 17.

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Jungkook ahora estaba vestido pero seguía envuelto en las sábanas, preocupado, demasiado. Su novio y Taehyung estaban encerrados en la habitación del castaño para tratar de hablar con él y explicarle las cosas, aunque probablemente las olvidaría al día siguiente.

Soltó un suspiro y se abrazó a sí mismo con más fuerza, mirando la ventana aún sentado en el centro del colchón de la habitación del adulto. Aprovechó el tiempo para cambiar las sábanas manchadas y puso unas limpias en color gris claro, combinaban con la decoración.

Sus ojitos miraron la puerta de madera oscura mientras se abría, una cabellera rojiza se asomó.

¿Kookie? ¿puedo pasar? pregunta el chico en voz baja.

Adelante contestó, limpiando una que otra lágrima en su rostro con las sábanas.

Le dejé un café cargado a Tae, para que termine de pasarse la borrachera dijo, resopló dejandose caer en la cama, haciendo rebotar al pelinegro ㅡ. ¿Cómo te sientes?

Mal abultó los labios ㅡ, me siento muy mal con TaeTae, por cómo nos encontró... miró a su amigo ㅡ. No quería que se enterara de esta manera.

Pero no es tu culpa, Jungkook, además es normal que Tae reaccionara de ese modo por que estaba borracho se encogió de hombros.

El chico asintió no muy convencido, en su interior pedía con todo su corazón que las cosas salieran bien.

Jaebeom también insinuó que estoy con Namjoon por dinero, o como dijo Tae, que es un daddy sus ojos se aguaron.

¿Jaebeom te molestó?

Si, ¿no escuchaste el alboroto fuera de la casa? el pelirrojo negó con la cabeza ㅡ. Estuvo molestandome frente a Namjoon y, se cansó y lo golpeó.

¡¿El señor Kim golpeó a Jaebeom y me lo perdí?! Demonios, el señor Kim es la clase de hombre que tanto has buscado, debes quedarte con él.

El menor solo rió.

Namjoon soltó un suspiro, ¿cómo debía iniciar? Su hijo seguía bebiendo de ese café mientras se encontraba sentado en su cama. Seokjin seguramente le ayudaría sin problemas pero pasaban más de las dos de la madrugrada como para llamarle y pedirle que fuera a casa.

Suspiró frustrado, pero definitivamente no iba a rendirse, no con su hijo.

Hijo... dijo con voz calmada, casi tanteando el terreno.

Pero Taehyung ni siquiera le miró, tenía la vista fija en su taza de café que era sostenida por sus dos manos, mientras pequeñas lágrimas silenciosas empapaban sus mejillas.

El mayor se perdió en sus recuerdos, aquellos en dónde Tae era un pequeño niño de ojos grandes, que por distraído solía tropezar hasta con su sombra y llegaba extendiendo sus bracitos hacia él, buscando su consuelo, o para que le ayudara a levantarse después de caer.

Cuando dijo su primera palabra, cuando dió sus primeros pasos. La primera vez que se amaneció en urgencias con su hijo ardiendo en fiebre, la primera vez que debió cambiar un pañal, la primera vez que lo vió... Debió suplir el rol de madre y padre a la vez.

Siempre habían sido ellos dos, Kim entendía que es lo que estaba sintiendo su hijo en ese momento y no lo presionaría a ver a Jungkook como una figura paterna e imponente de respeto, pero si le pediría comprensión, él, como padre, también tenía derecho a amar.

Cuarenta y veinte | namkook.Where stories live. Discover now