13. Mi alma a medias

5K 528 777
                                    

Arny

Descansar en la cama donde duermo siempre con Jae debería sentirse mucho mejor, si hubiese sido un viaje normal, habría reclamado abrazos y habría dejado que Jae me llamara caprichoso mientras me besaba y me dejaba dormir contra él. Pero este viaje no había sido normal y aunque estábamos acomodados ambos entre las sábanas, no podía dormirme. Mi hijo estaba destruido, lo sostuve en mis brazos mientras lo sentía despedazarse, como un castillo de arena que armas demasiado cerca de la orilla y aunque tratas de protegerlo con tu cuerpo, el agua se cuela de todos modos y arruina los cimientos, despedazándolo frente a tus ojos. No había sido capaz de proteger mi hermoso castillo de arena, siempre supe que habrían cosas que lo lastimarían, que derrumbarían algunas partes, pero pensé que había fortificado lo suficiente a su alrededor para que no cayera por completo.

Y sin embargo había llorado en mis brazos. Desgarrado.

Además no era solo él. Sería ingenuo de mi parte pensar que solo dolía Rhea, todos mis hijos serían afectados por su tristeza, podía imaginarlos en un futuro, callándose comentarios de «quiero encontrar mi destino», censurándose a sí mismos, caminando con pies de plomo cuando hablaran frente a su hermano, para no herirlo. Mars no solo había roto a Rhea, porque cuando lo rompió sus pedazos destrozaron a todo un grupo a su alrededor, un grupo tan maravilloso que aun si iba a lastimarse cuando él explotara, jamás lo dejaría solo. Y por eso ahora todos estaban heridos, en menor grado... pero esta no era una herida silenciosa, por más que lo pareciera.

―Me preocupa Min-Jun y Rhea ―no sabía si se refería a ellos durmiendo juntos, suponía que no así que esperé a que se explicara, estaba sentado a mi lado en la cama, frotándose las manos―. Creo que se ayudan, pero no quiero que se vuelvan codependientes el uno del otro, sé que se acompañan, que funciona por ahora, pero no quiero que esa sea su realidad. Min-Jun necesita confiar también en nosotros, no solo en Rhea, y Rhea necesita recuperar su individualismo ―sus ojos azules parecían negros en la penumbra de la habitación. Tenía razón, por supuesto, Jae rara vez se equivocaba―, quiero que se apoyen mutuamente, pero no de forma enferma, sino sana.

―¿Y qué podemos hacer? ―no íbamos a ordenarles estar separados, eso sería contraproducente, solo los pondría más tristes.

―Creo que deberíamos ver cómo avanzan las cosas, como se comportan mañana cuando salgamos y en estos días, si vemos que van mejorando, seguimos el curso, pero de no ser así... ―apretó los labios―, pensé que... ―era raro que dudara de decirme algo.

―¿Qué? ―apretó mi mano.

―Pensé que podríamos enviar a Rhea a pasar unos días con Carter ―enarqué ambas cejas. Sabía que no se refería a su prima, sino a Carter, el amigo de la familia, actor (ahora director, una vez guionista)―. Me sabe mal, sentir que lo usamos pero... él... ya sabes ―me miró significativamente―, él entiende.

Y yo también comprendía por qué había dudado de decirme, no le gustaba la idea de sentir que utilizábamos nuestro conocimiento de un tema privado para nuestro beneficio. No era vox populi que Carter había gustado de Cris, mi primo mayor, Jae se había dado cuenta y una vez le preguntó, lo sabíamos y lo guardábamos... pero él tenía razón y sabía muy bien que Carter era de confianza, aunque en un inicio me costara estar en su presencia por el incidente con Jae, sabía que cuidaría de Rhea y que podría aconsejarlo bien, y probablemente a mi pequeño le haría bien el cambio de aire, además, así Min-Jun podría pasar un tiempo con nosotros y acercársenos más.

―No es una mala idea ―pero habíamos dicho que primero miraríamos cómo iba todo―, y no creo que Carter se niegue ―lo cierto es que nos llevábamos bien. Lo suficiente como para que hubiese prestado su voz para uno de mis documentales sobre la selva que habíamos grabado hace varios años atrás.

En mi oasis siempre hay Luna llena (Spin-off. Fauces II)Where stories live. Discover now