El día de la escarapela

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Este relato no se relaciona con los  festejos del símbolo patrio, se refiere a un dicho muy popular usado años atrás para mandar a alguien a esperar sentado, puesto que jamás se le concedería el pedido. Aclarado el punto paso a contar:

Yo tenía una preciosa remera roja con corbata y rayas azules estilo marinero, creo que me regalaron en un cumpleaños y era mi prenda favorita, la usaba todo el tiempo, dándole solo descanso para secarse luego del lavado. Mi tía Elena, —mamá de María, la dueña de la hamaca—vivía enamorada de esa prenda y siempre que venía a casa me la pedía.

—Te está quedando cortita, si me la regalás yo la guardo para cuando maría tenga una hermanita—afirmaba convencida mi tía. 

Yo trataba de distraerla esperando que se olvidara, porque no quería negarle la remera, pero tampoco dársela, y cometí un error: cuándo por enésima vez la tía me preguntó si se la regalaba le dije que sí, que viniera a buscarla "el día de la escarapela" y así pasó. Bien temprano el 18 de mayo, llegó con una gran sonrisa, extendió los brazos y allí le coloqué mi amada remera.

La tía tenía razón, ya no me cubría el ombligo por más que la estirara. Ella la guardó y cuando nació mi prima menor la trajo vestida con mi remera, claro que le quedaba grande, pero era para mostrarme  lo bien que la cuidó. Yo me puse contenta, después de todo había madurado, ya casi cumplía los 6 años.


Álbum de familia ¡Se va la segunda!Where stories live. Discover now