Otro horizonte

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El trabajo en el jardín me gustaba, aunque no fuera para lo que estudié, al menos era una experiencia para agregar al curriculum ; seguía con el apoyo escolar en casa, pero me quedé solo con algunos niños que venían desde hacía años y les tenía mucho cariño.

Pasados unos meses de trabajo, la dueña del lugar me llamó para consultarme sobre la posibilidad de cambiar de labores. Su esposo que era abogado necesitaba una secretaria para su estudio, yo  hubiera aceptado inmediatamente, este trabajo se ajustaba más a la capacitación de los cinco años de secundaria, pero todavía tenía que hablar con el profesional. 

Luego de la entrevista, en la que quedó conforme, me comunicó que el empleo consistía en trabajar tres veces por semana en el estudio, aproximadamente tres horas (17 a 20), que era el horario en el que él recibía a sus clientes, más los trámites en los distintos departamentos judiciales una o dos veces por semana a la mañana, que es cuando atienden los tribunales. Además existía una oportunidad adicional: la sobrina de otro abogado amigo se casaba y dejaba vacante el puesto de secretaria. Si todo estaba bien, podría combinar los dos empleos y completaría seis días de trabajo. Dina se quedó en la guardería y le gustó tanto que comenzó a estudiar para docente de educación inicial. Yo todavía tenía que acudir a la entrevista con el segundo abogado y de allí ver que haría con el resto de mi vida.

Álbum de familia ¡Se va la segunda!Where stories live. Discover now