Y para terminar el año...

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La última comida sorpresa nos había aportado algo de desconfianza; sin embargo, nunca pensamos lo que nos depararía la despedida del año.

Esta vez nos encargamos nosotros de preparar todos los platos: un poco de asado, vacío y chorizos a la parrilla. La carne estaba en su punto y los chorizos se veían dorados y apetitosos hasta que... comencé a comer. Mis dientes se chocaron con algo que no era precisamente comestible. La autopsia del chorizo rebeló su secreto: una reluciente bala de calibre 38, según me dijeron cuando se la mostré al carnicero.

Para colmo de males seguimos sin ser vegetarianos. El humano es el único animal que no escarmienta.  

Álbum de familia ¡Se va la segunda!Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt