La pelota

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Para el día del niño, en las plazas se organizaban festivales, con juegos, competencias y regalos a los chicos que intervenían— además del reparto de golosinas—. Una de las competencias era la carrera cuyo premio consistía en una pelota económica de material plástico. 

Como no había dinero para juguetes salimos temprano con los chicos, para que pudieran aprovechar el día de juegos. Mi hijo Adrián siempre fue fanático del fútbol y cuando supo del premio, enseguida se preparó para participar: corrió como el viento, con los rulos que parecían alas en lugar de cabello y ganó, pero para lograr el premio todavía debía correr contra otro grupo de chicos, justo  cuando el día empezó a desmejorar. Los organizadores decidieron entonces  levantar el espectáculo y retirarse.

Mi pequeño estaba muy desilusionado, porque se había esforzado mucho, y nosotros tan tristes e impotentes que nos quedamos sentados en un banco mirando cómo todos se iban. No sé si les dio pena, pero antes de poner su vehículo en marcha, un hombre bajó y  entregó la pelota en las manos de mi hijo. El resto del regreso a casa fue muy feliz.

—¿Viste mami cómo corrí?

¡Claro que sí!, todos pensamos que parecía un superhéroe.

Álbum de familia ¡Se va la segunda!Where stories live. Discover now