Capitulo 13

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El timbre sonó por todo el recinto obligándome a tomar el comunicador

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El timbre sonó por todo el recinto obligándome a tomar el comunicador. La imagen de Jin en las afueras del terreno apareció en la pantalla. Allí se lo veía de pie y a unos metros su auto, un KIA famosos en Corea por lo práctico que son al ser en su mayoría automáticos.

Pulse el botón para que se abrieran las puertas, mentiría si dijera que no estaba levemente arrepentido, no porque no quisiera, si no por ella, esto estaba tremendamente mal, al fin y al cabo no era algo malo, no al menos desde un punto de vista.

¡Que mierda! Era una basura, pero no le estaba haciendo nada malo, solo ayudar a que pasen las cosas y quitar del camino lo que me impida llegar.

Escuché los frenos en la puerta, bajé a la última planta e ingresé el código para la cerradura se abriera. Allí estaba él, con un tapado oscuro hasta las rodillas y un maletín de médico en su mano derecha.

— Llegaste — dije dándole paso.

— Y ya me quiero largar —  contestó subiendo las escaleras para abrir la puerta que daba al segundo piso, sin embargo apenas movió el picaporte, volteó a mirarme — ¿Está dormida? — preguntó, asentí en respuesta — ¿Qué le diste? —

— Lo que tomo yo para dormir, le di dos pastillas — le informé.

Asintió sumido en sus pensamientos y volvió a tomar el picaporte — Bien...eso...espera ¿Qué? ¿Lo que tomas tú? ¿El doble de lo que tomas tú?—  asentí — no puedes administrar medicamentos así como así, cada cuerpo es diferente y te recuerdo que tú medicamento es psiquiátrico, no es un analgésico — reprendió.

— ¿Viniste a criticarme o ayudarme? — negó y entró en la segunda planta.

— Hacía tiempo no estaba aquí...— echó una mirada todo, lucía sorprendido — cambió bastante todo — comentó mirando la sala, había ropa por doquier, mi guitarra estaba reposando en un sofá, había velas apagadas y el ambiente aún olía a galletas horneadas.

Lin había estado todo el día cocinando, yendo y viniendo, se había ensuciado la ropa con harina y tuve la dicha de que se cambiara en mi presencia, había cambiado mi Jazz en el reproductor de música por un CD de Imagen Dragons que no sabía de dónde lo había sacado y de hecho aún sonaba con volumen bajo.

— Está un poco desordenado todo...— murmuré tomando algunas prendas en el camino y tirándolas sobre el asiento del escritorio, todo bajo la atenta mirada de Jin.

— ¿Dónde está ella? — preguntó observando la cocina. Parecía que estudiaba todo con ojo crítico sin embargo su semblante se veía más relajado y curioso.

— En mi cuarto — señalé la escalera, pasé las manos por mi cabello tratando de acomodarlo. Jin me dio un último repaso antes de subir el primer escalón

— ¿Cómo sigues con tus problemas? — preguntó y sabía a lo que se refería.

— Bien — me limité a decir, no quería que se echara atrás, la verdad no estaba bien, últimamente sentía que ya no me hacía efecto, si veía algún reflejo, no veía mi imagen en él, pero venía Lin con sus comentarios y su forma de ser y el mundo giraba a su alrededor, ahí no había nadie más, éramos los dos.

Bajo Llave | Jeon JungkookWhere stories live. Discover now