Soledad, eso es lo que hay en estas cuatro paredes.
Salir, correr, ordenar, es lo único que hago. Una rutina, monótona.
Pero eso cambió cuando te encontré, frente al muro, desnuda, sola, hambrienta y tan mía.
Joder, cuando te ví, solo quería llevar...
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Alexia
Parte dos
Sabotear los planes de mis captores era mi principal pensamiento. Tal vez me costaba la vida pero debía intentarlo, ahora todo mundo me buscaba y tal como había dicho Janeth, deshacerse de un cuerpo no es tan fácil cuando te busca todo mundo.
Tres días después la rubia se presentó en la habitación, su perfume me asqueo hasta el punto de intentar vomitar sin tener éxito.
— ¿Piensas morir de hambre? — lanzó dagas con sus ojos, en sus manos había otro plato de comida, otro que iría tal cual, así como el de ayer y el de antes de ayer. Mi cuerpo estaba pasando factura y los mareos era peores cada día — Te traje esto y te lo comerás hasta que no quede absolutamente nada — amenazó empujando el plato.
— No — Janeth se pasó las manos por el cabello en señal de frustración.
— Si comes te llevo afuera a que tomes aire — ofreció como recompensa, sonreí y negué con la cabeza.
— ¿Qué tal si como afuera? — negocié.
— Primero la comida, mete de una vez un jodido alimento a tu sistema ya — la desesperación en su voz porque comiera me hizo desconfiar del plato.
— ¿Que tiene? — pregunté señalando la comida.
— No tiene nada, solo come — su desesperación porque comiera era tan fuerte que me vi obligada a patear el plato volcando si contenido en sus zapatos. Ella cerró sus ojos y suspiró — ¿Qué intentas? ¿Morir de hambre y que nos descubran con tu cuerpo? —
— No estás para nada lejos — respondí, mi cuerpo dolía y sentía que la movilidad se iba junto con los días, semanas... Ya había perdido la cuenta.
— ¿Eres tan ciega? ¿No te has dado cuenta? — habló como si hubiera algo obvio delante de mis narices y no había nada.
— ¡Ilumíname! — exclamé cansada de esa situación. Hizo una mueca y negó con la cabeza.
— ¿En serio tengo que decírtelo? —
¿Me dirá por fin quién es? ¿Qué planea? ¿Qué relación nos une a todos? Al abogado, a mí y a ella ¿Por qué me tiene aquí? ¿Qué planea hacer conmigo? ¿Qué está esperando? ¿Hasta cuándo? ¿Será que está cumpliendo alguna orden de un tercero? ¿Será que el abogado me mandó a secuestrar para que no hable en la corte? ¿Será que ella actuó por su cuenta para salvarlo a él?...
— Vómitos, mareos, duermes todo el tiempo, hace como dos meses que estás con nosotros y no te ha venido la regla... Estás embarazada — me quedé en silencio, un silencio prolongado. Mi primera reacción fue reírme, pero no fue una risa simple, no, fue de esas que sientes que las lágrimas te salen de los ojos, te duele el vientre y sientes que te ahogas. Creo que en mi vida me había reído tanto.
