— ¿Cómo está? — fue lo primero que pude preguntar. De pronto, un abanico de posibilidades se abrió ante mis ojos. No faltaba mucho para dar caza a quienes estaban detrás de nosotros.
— Bien, no habla pero bien — fruncí el ceño ¿Qué le dieron? ¿Un disparo en la mandíbula?
— ¿Cómo que no habla? — pregunté, recibí una mirada de parte tuya, puede que haya sonado un poco desesperado — Tanto esperar y no habla ¿Me ves cara de idiota? —
— Abrió los ojos, va y viene de la inconsciencia — dijo con su típica voz de médico — qué te puedo decir, está pasado de antibióticos — agregó.
— ¡Y quítaselos! — exigí, necesitaba terminar con aquella situación que me estaba saturando.
— ¡Ni Hitler se animó a tanto! — exclamó incrédulo — yo también quiero saber, cada vez que subo a mi auto tengo miedo y Nam ni duerme en su casa, en tu caso solo te pisaron el pasto, en nosotros atentaron contra la vida, pero no por eso voy hacer que sufra — me rasque la nuca mientras me ponía de pie, tenía razón, era un asco por pedir eso — ¿Y tu novia? — automáticamente mis ojos te ubican y trago saliva — ¿siente algo diferente? —
— No, creo que no — dije tampoco es como que le fuera a preguntar "oye ¿sientes que te falta algo?" — no falta mucho para que podamos reunirnos al fin — cambie disimuladamente de tema — y... ¿Si nos encontramos en el hospital? — sugerí.
— Cuando sea te llamo — dijo antes de cortar. El silencio se hizo presente no solo en la línea en todo.
Debíamos hablar como personas adultas y civilizadas, hablar con madurez y dejando de lado mis planes, bueno, no pero al menos no sacarlos a la luz. Decirlo de una manera profesional, si es que existe, decirlo de la manera más dulce y delicada, decirte que no quiero que estés ni un segundo lejos de mi vida y que no intentes correr por la primera puerta, que no suene como un psicópata...
¿Qué diferencia hay con uno? Dios estoy encerrando a una persona conmigo, yo sé que no estoy loco ni enfermo, aunque a veces suele parecer lo contrario, sé que mis propios problemas son producto de mí pasado y no interfieren en mis acciones de hoy en día. Llevo el pasado marcado a fuego en mi mente, aquello no se volvería a repetir, aunque la siguiera viendo, aunque su imagen me persigue, sé que no es real, es mi mente que quiere torturarme y aun siento culpa. Y de nuevo ¿Qué diferencia hay con un psicópata que conmigo? si hago las mismas cosas que uno, la diferencia es que no estoy loco, pero es una diferencia que solo yo sé, aunque tengo miedo de un día llegar a serlo.
Levanto la mirada, no hay dulce, no hay miel para disfrazar solo adornar las palabras hacerlo de manera bonita, de manera que no sea chocante, bien aquí voy...
— Hoy me voy — dijiste, aun seguía con la boca abierta sin llegar a decir nada — Jungkook sé que me quieres proteger...—
— Teníamos un trato, hasta que recuperes la memoria — dije apelando a las pasadas palabras que dijimos en un comienzo - ¿A dónde irás? Supongamos que llamas a un taxi ¿Qué dirección le darás? - pregunté obvio, tal vez podría persuadir desde ese punto.
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Bajo Llave | Jeon Jungkook
FanfictionSoledad, eso es lo que hay en estas cuatro paredes. Salir, correr, ordenar, es lo único que hago. Una rutina, monótona. Pero eso cambió cuando te encontré, frente al muro, desnuda, sola, hambrienta y tan mía. Joder, cuando te ví, solo quería llevar...