Soledad, eso es lo que hay en estas cuatro paredes.
Salir, correr, ordenar, es lo único que hago. Una rutina, monótona.
Pero eso cambió cuando te encontré, frente al muro, desnuda, sola, hambrienta y tan mía.
Joder, cuando te ví, solo quería llevar...
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Tras las puras formalidades que hay en un juicio, los tiempos de hablar, presentar evidencia y demás es cuando el Juez llamó a la colaboradora policial, las miradas de nerviosidad fueron instantáneas en el equipo, algunos se miraron entre ellos y otros hacia la puerta en busca de que por milagro la atravieses. Fue el momento adecuado para cuando mi abogado se puso de pie.
— Su señoría — llamó la atención de juez, quien como un cuervo negro con su toga, giró su pálido y arrugado rostro hacia el abogado — mi cliente se ha declarado culpable, sin embargo, nos gustaría presentar la manera incorrecta en la que ha sido tratado este caso — me asombró que hablara tan fluido y confiado, a juzgar como lo había visto la primera vez que se presentó ante mí, tendría que trabajar más sobre mis prejuicios.
— Explique abogado — demandó el juez.
— El equipo policial ha procedido de manera incorrecta y para nada legal, en su afán de obtener resultados, el comandante Morgan decidió recurrir a la ayuda criminal, unió sus fuerzas a la homicida Alexia Jun, alías, la Cazadora...— el abogado tomó los papeles y se acercó al juez —... Como verá, tiene un cierto sentido de justicia en manos cobrándose la vida de proxenetas, asesinos en serie, estafadores, pedófilos, violadores, traficantes. En su lista solo hay gente de esa clase y se ganó el apodo porque...— suspiró buscando palabras que se notaba que no encontraba —...en verdad los caza, como si fueran animales. El Comandante Morgan, la ingresó a su equipo bajo el título de colaboradora como si fuera una simple civil que ingresa por mérito propio, escondió su archivo, la infiltró en la casa de mi cliente y encima utilizó drogas para sacarle la confesión y todo respaldada por él — acusó señalando al comandante. El juez bajó la mirada a sus hojas con el ceño fruncido.
— Alexia Jun es la colaboradora que iba a declarar — dijo el juez antes de mirar a Morgan.
— Y eso no es todo, el comandante comparte una relación amorosa con la señorita Jun, lo cual no es para nada ético, aun si Jun fuera una joven intachable — agregó el abogado.
— Comandante Morgan, explique — dijo el juez, él lejos de abrir la boca, concentró todo el odio que pueda entrar en una mirada. Sus ojos se mantuvieron fijos en los míos y el silencio perduró — ¿Es consciente de cuántos estatutos ha violado? — asintió sin dejar de verme — ¡Responda cuando se le habla! — exigió y tras unos instantes donde se notaba que estaba haciendo acopio a su fuerza de voluntad para no molerme a golpes delante de todos, respondió:
— Sí, su señoría — gruñendo las palabras.
— Queda usted suspendido de cualquier fuerza hasta que se le abra una investigación, debe entregar de inmediato la placa y el arma reglamentaria — dijo el juez pasando los papeles sobre su estrado — en cuanto a la joven Alexia Jun emito desde éste preciso momento la orden de búsqueda y captura — el duelo de miradas nunca terminó, el comandante juntaba odio y rabia a pasos agigantados y ninguno desvío la mirada, ni siquiera cuando se expusieron las pruebas de falsificación de las autopsias, ni de los vídeos de chantajes y sobornos.
