Soledad, eso es lo que hay en estas cuatro paredes.
Salir, correr, ordenar, es lo único que hago. Una rutina, monótona.
Pero eso cambió cuando te encontré, frente al muro, desnuda, sola, hambrienta y tan mía.
Joder, cuando te ví, solo quería llevar...
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— ¿Otra vez por aquí? — dijo la enfermera al verme entrar, hice una mueca cuando retiraron las esposas. Mi carne lastimada fue la respuesta a la pregunta de sus ojos — ¿Pero qué diablos hiciste? — el oficial me echó una mirada de odio antes de salir. Mis muñecas habían sido lastimadas, aún estaba que volaba de la ira que llevaba encima.
¿Cómo es que puedes hacerme sentir tan inferior con tan solo una mirada? ¿De estar tranquilo a hacerme estallar en furia? — ¿Tuviste algo que ver con el rostro del comandante? — esa palabrita que empezaba con la letra "C" me estaba empezando a joder de nuevo. Recuerdo que todo pasó muy rápido que ni siquiera me di cuenta de que estaba siendo lastimado en el proceso.
Él había entrado a los segundos de que me habías dicho eso y solo conté hasta tres para ponerme de pie, aferrándome al gancho giré mi cuerpo sobre la mesa para insertar mi talón en su nariz, el tema es que las esposas cortaron parte de mi piel, aunque todavía no me dolía porque sentía la ira latente en mí, sabía que más tarde, dolería como mil infiernos.
— Supongo que sí —murmuró la enfermera.
— No me hable de ese hijo de puta — escupí, la mirada extraña que recibí de su parte me hizo arder aún más — es un viejo verde —
— Pero si es tan bueno — murmuró sorprendida — me extraña, eres el primer detenido con el que tiene problemas — ¡Oh, no! ¿Así que muestra ser tan buena persona? No, ya tuve a alguien que lucía como ángel y resultó ser el diablo en mujer.
— ¿Sabe que tiene una relación con una subordinada? Una que es mucho, pero mucho más joven que él, y porque es joven y bonita está colmada de privilegios, por así decirlo está por encima de sus compañeros y ¡No es solo eso! ¡La mandó de infiltrada a mi casa! ¡Me sedujo! ¡También estuvo conmigo! -exclamé desahogándome con aquella desconocida que limpiaba mis heridas y me miraba atenta.
— En mi opinión, no tiene nada de malo que el comandante tenga una relación, que le quiera dar privilegios que a sus compañeros no, pues es problema de ellos, los que se tendrían que quejar son ellos, en cuanto infiltrarse, si ellos así acordaron su relación, si ella es el rol que ocupa en el equipo, no veo privilegios, el comandante hubiera mandado a cualquier otro en su lugar. Creo que está separando lo profesional de lo amoroso — puse los ojos en blanco, odiaba a esas personas que se ponían a razonar lo que no se debía razonar — lo que creo que a ti te pasan es que tienes celos — y ahí quise protestar, negar, insultar, tratarla de loca, reírme en su cara y tatuarle un gran "no" pero era inútil, eso era la absoluta verdad y es que vamos, si fuera cualquier otra mujer, a mí me daría igual pero no, eras tú y yo ardiendo de celos de que otro te toque.
— Ya y ¿Con quién tiene una relación el comandante? Eso es algo que no se ve todos los días — dijo al momento de vendar una de mis manos.
Eso era de chismosa
— Alexia — respondí, sus ojos se alzaron y pude ver que no entendía de a quién me refería — la Cazadora — agregué, su mandíbula se abrió levemente en señal de sorpresa
