Soledad, eso es lo que hay en estas cuatro paredes.
Salir, correr, ordenar, es lo único que hago. Una rutina, monótona.
Pero eso cambió cuando te encontré, frente al muro, desnuda, sola, hambrienta y tan mía.
Joder, cuando te ví, solo quería llevar...
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Alexia
Tres meses antes de la redada.
Un café frío estaba sobre aquella vieja y malgastada mesa de madera, era el cuarto en aquella noche. La oscuridad de la habitación era interrumpida por las luces de la noche, el desorden no era solo en aquél lugar, mi vida era lo que quedaba después de un terremoto y eres la única que sobrevive. La pantalla de mi laptop mostraba aquél punto rojo, estaba en movimiento, sabía a dónde iba, sabía qué haría, sabía todo, lo que él no sabía que esa noche me encontraría a mí. Suspiré y bajé la pantalla, la luna menguante estaba aún alta asique supuse que sería la madrugada, tal vez la una. Hacía tiempo que me guiaba así, me había acostumbrado a eso y solo era cuestión de observar, de analizar. Tomé mi saco negro y me lo puse, era principio del verano, de hecho aún no había llegado, eran las primeras temperaturas y hacía calor como para llevar un saco de invierno pero no importaba, lo que necesitaba estaba allí, era como un aliado que siempre llevaría conmigo.
Salí de aquél edificio destartalado, siempre perfil bajo, prefería mil veces esos lugares precarios en los suburbios que pagarme habitaciones en lugares más sofisticados, en primera porque era mucho más seguro ¿irónico? nadie va a venir a robar a un lugar de mala muerte, nadie hace preguntas por estos lados, nadie pregunta por nadie, en conclusión nadie es nadie y si te he visto, no me acuerdo, aunque sí sabían de mí sin embargo no se metían conmigo. El callejón siempre estaba con algunas personas, no importaba que fuera verano o invierno, lluvia, nieve. La droga pasaba a través de un saludo, lo robado en la tienda de enfrente se vendía a buen precio. Y luego estaba yo, una chica como yo, no se metían conmigo, no desde aquella vez y siempre al pasar por su lado eran los mismos comentarios...
"No la mires, a ver si terminas como él"
"Dicen que no tuvo piedad, lo fusiló"
Si supieran, tan solo si se imaginaran una cuarta parte de la historia, sonreí esa sonrisa que ya no lo es, tan solo es un fantasma de la que una vez fue. Llegué a la principal, siempre lo mismo, la gente a pesar de no ser una noche fría, más bien lo contrario, no había mucho movimiento en las calles. Amaba caminar, caminar tranquila, disfrutando del tiempo que se va y ya no vuelve, sin las prisas y nada. ¿Por qué correr? sin el fin es el mismo. Calle tras calle, la brisa suave en mi rostro, el olor de la ciudad, la bendita ciudad, donde todos vienen a perderse en sus deseos, donde entre la multitud se escabullen y huyen, donde creen que vivirán más tiempo, disfrutando de sus fechorías, criminales, vulgares, asquerosos, patéticos, mentirosos que se creen dueños de sus jugadas. No cuando en el tablero que juegas es el mío, no cuando yo soy la de la última palabra.
La puerta a aquél club estaba bien escondida, sin embargo no para mis ojos. Tras bajar a aquellas escalinatas de lo que parecía un inocente depósito, había la entrada a un mundo de prohibiciones a que acudían muchos. "Lo prohibido te hace vivir" ese era el lema, el tipo que custodiaba la puerta me vio venir. Yo ya no era alguien nuevo ante sus ojos y al momento en el que desprendí mi sacó su mirada brilló en lujuria...
