Capitulo 27

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Alexia

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Alexia

Antes de la redada

Abrí mis ojos y me encontré viendo un techo alto y moderno. Imágenes de la tarde anterior invadieron mi mente, mierda que me había dado un buen golpe al tirarme de ese muro, tenía un leve dolor de cabeza y el cuerpo adolorido, como si el esqueleto entero se me hubiera sacudido. Me enderecé en la cama y aunque recordaba todo lo que había pasado estaba no tenía idea en qué momento me había dormido. Le eché la culpa al golpe. Estudie atentamente la habitación en busca de cámaras o algún micrófono, aparentemente estaba limpia o muy bien escondidas. Tomé ropa prestada del armario y salí. Lo había conseguido, estaba adentro. Ahora debía meterme en su mente, buscar la forma de conseguir tiempo aquí dentro. 

A medida de que iba avanzando fui recorriendo el lugar, memorando los muebles, las puertas, las esquinas, la ventilación. En caso de una pelea tenía que saber cómo moverme, en mi entrenamiento reciente estaba el hecho de investigar un lugar con los ojos cerrados, fuerza a tu mente a conocer a detalle el lugar y evitar sorpresas, cuantos más detalles mejor, más oportunidades. Al bajar las escaleras pude verlo, allí empezaba mi papel, era nuestro primer encuentro real cara a cara. Interpretar a una chica con amnesia parcial no era tan difícil como lo pareció en su momento cuando surgió la idea con el equipo. Hice memoria de todos los libros de ciencia ficción y psicología, recordé como Yelin dejaba plasmar sus emociones en su cara, tomé los consejos que escuché una vez de un profesor de teatro cuando yo seguía a uno de sus alumnos el cual era un violador asqueroso, recuerdo haber presenciado la clase en la parte oscura de ese lugar donde hacían las prácticas de teatro improvisado. Así es como fluyó en mí la amnésica Kim Yelin. 

Bien, según todos los libros de psicología que había leído, él no estaba muy bien de la cabeza. Tampoco es como si yo pudiera hacer un diagnóstico, pero el modo en el que actuó delante de mí me dejó claro que ambos interpretábamos un papel, su amabilidad, su corazón de buen samaritano, por un momento creí que en verdad se preocupaba por mí, sobre todo cuando buscó en páginas web sobre mi desaparición. Algo en mi me hizo desconfiar de que alguien como él sea un asesino a sangre fría y bajé levemente la guardia, todo iba bien hasta que fingió la llamada a la policía, supe de inmediato que le había dado al botón rojo, estaba atenta a sus movimientos, su pulgar en vez de caer en el lado izquierdo donde se supone que estaba el de llamar, cayó en el derecho. La manipulación que ejerció sobre Yelin, mi interpretación, me hizo las cosas mucho más fáciles. 

Ya había logrado meterme bajo su ala. Al día siguiente de mi llegada, acostumbrada a mi vida de siempre, desperté a las cinco de la mañana y aunque estaba oscuro, logré enviar la señal de que podrían hacer descender el Drone de carga con los materiales. Sabía que estarían atentos a cualquier señal y que la cámara del Drone la captaría. La casa de seguro tenía una caja de electricidad en alguna parte y, a juzgar de cómo está diseñada, apostaba que en la segunda planta estaría. Encender y apagar las luces, tres veces, esa era la señal. Que la casa y jardín queden a oscuras tres veces consecutivas por un lapso de cinco segundos en los tres tiempos. Así fue como el Drone bajó con una bolsa de papel. Allí dentro estaba lo que pedía: la droga que suplantaría la que tomaba actualmente, no era algo grave, apenas tenía miligramos de zinturiel, lo mantendría despierto y mezclado con krioski, alucinaría un poco, muy poco. Sumándole que cortaría de golpe su tratamiento, obtendría el efecto de desequilibrio perfecto, su mente tarde o temprano sufriría un quiebre emocional y allí iría mi segunda droga: La de la verdad. 

Bajo Llave | Jeon JungkookDove le storie prendono vita. Scoprilo ora