Capítulo 4

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Jimin movía sus caderas con habilidad sobre el regazo del rubio, mientras repartía besos húmedos por su cuello, jadeando gustoso ante la fricción de su trasero contra la notoria erección del mayor, quien mantenía su rostro tirado hacia atrás, con la respiración pesada, dejándose hacer por el pelirosa.

Debido al usual tráfico de la ciudad Seúl, estaban atrapados en medio de un gran embotellamiento; a lo que Jimin aprovechó bajando del regazo del mayor con un sensual movimiento, para acomodarse en medio de las piernas del rubio.

El pelirosa dirigió sus manos a la bragueta del pantalón del mayor, mientras mantenía una coqueta sonrisa en sus esponjosos y rosáceos labios, mirando con completa lujuria la entrepierna del contrario, metiendo su mano dentro de este tocando con cautela el gran y grueso miembro de su acompañante, quién lo miraba atentamente, pues no pensaba detener al audaz chico.

Con habilidad Jimin saco el miembro del rubio de entre sus prendas, paseando su manito por el falo, desde la base hasta la punta, relamiendo sus labios, acomodándose mejor sobre sus rodillas, antes de con lentitud lamer el glande del contrario, saboreando el pre-semen de este por unos segundos, engullendo un poco después gran parte del miembro del misterioso hombre.

Él más bajo inicio con movimientos lentos, paseando su lengua sobre la gruesa extensión que estaba engullendo gustosamente, haciendo el ritmo de su felación más veloz, ante los gruñidos roncos y maldiciones que eran exclamados, por el contrario, logrando con algo de esfuerzo que el glande del mayor llegara hasta lo más profundo de su garganta.

— Joder, que bien lo haces cariño... — gruño con una mezcla de deseo y necesidad y es que sin previo aviso el rubio tomo por los cabellos al pequeño en medio de sus piernas, inmovilizándolo lo suficiente para poder follarle la boca a gusto, mientras el pelirosa entrecerró sus ojos ante la velocidad y la fuerza empleada por el contrario, que arremetía certeramente entre su cavidad bucal, sintiendo sus ojitos lloroso, junto una mezcla de miedo, angustia y desesperación, el ser tomado de ese modo y sin previo aviso solo lo excitaba más.

Con los ojitos llorosos y su respiración irregular, el pelirosa aferro sus manitas en su pantalón, en busca de poder mantener el desenfrenado ritmo que marcaba el rubio, quien un par de estocadas después logro llegar a correrse en el fondo de su garganta, dejándolo literalmente sin aliento, tragando gustoso el semen del mayor, relamiendo sus hinchados labios poco después, levantando la vista, con una sonrisa victoriosa, cuando sintió como el mayor besaba sus labios, atrayéndolo un poco a él, separándose de sus labios, para por último, pasar nuevamente su lengua por el miembro del contrario, para dejarlo limpió y sin rastros de sus fluidos.

— Gracias daddy, estuvo delicioso. — aseguro el pelirosa peinando un poco sus cabellos, — bueno cielo, es todo tuyo por el fin de semana, así que aprovéchalo. — respondió el mayor acomodando sus prendas, para después ayudar el menor a levantarse del piso del automóvil, sentándolo en su regazo, iniciando a dar pequeños mimos por su espalda.

— Y dime, ¿cuál es tu nombre bebé? — pregunto el mayor, dejando que el chico se acurrucara contra su pecho, tardando un poco en responder ante la duda que rondaba su cabeza, si decirle o no al rubio su verdadero nombre o evitar el tema, más junto a aquel hombre desconocido llegaba a sentirse seguro y tranquilo, confiando en su instinto decidió responderle, — mi nombre es Park Jimin, pero si gustas puedes solo decirme Jimin o mochi, daddy. —

— Es un gusto Jimin. — respondió el rubio con una sonrisa ladina, riendo cuando escucho al menor preguntar por su nombre y disculparse por sonar entrometido, más divago un poco más en que no era justo que él supiera su nombre y él no, a lo que el mayor lo silencio dejando un corto beso en sus labios, — me llamo Min Yoongi, pero mayormente me conocen como Agust'D — explico el mayor, en lo que el auto se estacionaba, habían llegado ya al hotel.

El chófer abrió la puerta del auto para qué bajarán, Jimin cargaba su pequeña mochila, junto con su móvil y bueno Yoongi lo llevaba sujetado de la mano, el chófer se encargarían de que subieran el equipaje del mayor, mientras este hacia el papeleo en la recepción.

— Buenas noches, señorita. — Saludó en un tono neutro el rubio, soltando la mano de Jimin con cuidado para sacar su billetera, extendió una tarjeta y firmaron unos papeles, en lo que el más bajo miraba con curiosidad todo el lugar, después de un rato la señorita le entrego dos trajeras que daban acceso a la suite principal del hotel.

Min volvió a tomar la mano de Jimin y lo dirigió sin prisas al elevador, cuando la puerta de este se cerró, arrinconó al menor contra la pared sin previo aviso, susurrando en su oído de forma ronca, — ahora es mi turno — haciendo erizar al menor, al sentirse tan pequeño e indefenso ante el imponente hombre que lo estaba aprisionando contra la pared del elevador.

Min cargo al pelirosa de los muslos, pegando su espalda con más firmeza contra la dura superficie, simulando suaves embestidas contra el voluptuoso y provocativo trasero del pelirosa.

¿Confianza o calentura?

ESTOCOLMO © ANÁNKE #10 YOONMINWhere stories live. Discover now