Capítulo 7

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— Knock... Knock...— El sonido de la puerta interrumpió la erótica sesión de besos que mantenían Park y Min sobre la cama. El rubio alejó de mala gana sus manos de los muslos del menor, levantándose con flojera, dejando al menor con los labios rojizos y más hinchados de lo normal.

Yoon camino por la habitación hasta la puerta, abriendo esta con una expresión neutra, viendo a un chico un poco más alto que él, de ojitos cafés y mejillas color carmesí, quien con una sonrisa le extendió una tablilla con unas hojitas, — buenas noches, señor Min, aquí esta su orden, si es tan amable y firma la entrega, por favor —pido el castaño, extendiéndole también un lapicero, el cual el rubio tomo, firmando lo necesario para devolvérselo al más alto.

El castaño dejo la tablilla con las hojas en el carrito, entrando en la habitación para poner la mesa, mientras YoonGi lo observaba con atención, Jimin al percibir los pasos se levantó de la cama, caminando de puntitas yendo hasta aquel lugar quedándose tras el sillón, viendo con cautela como un tipo alto le coqueteaba de forma descarada a su daddy, en lo que ponía los platillos en la mesa, sintiéndose molesto, pero tratando de mantener la calma, ya que su relación con el rubio solo era por ese fin de semana y nada más, no debía alterarse de ese modo.

Y aunque sabía perfectamente los términos de su relación, el chico se negaba a dejar que alguien se atreviera a interferir en su fin de semana con el mayor, así que se propuso a ir hacia él y espantar a ese hombre cuanto antes de su habitación, pero se detuvo al ver como Yoongi empezaba una conversación con el castaño.

— Señor Min, yo me preguntaba si usted podría ayudarme en algo... — comento el chico mientras terminaba de colocar los platos en su lugar, dirigiendo su mirada al rubio, quien solo asintió con tranquilidad, dispuesto a escucharlo, acercándose más a tomar un vaso de jugo, en lo que esperaba continuar hablando.

— Yo necesito un mejor trabajo y estoy dispuesto a hacer lo que usted desee. — respondió de forma clara y concisa, había escuchado que a Min no le gustaba que divagaran o malgastaran su tiempo y no quería arruinar esta oportunidad, aunque tenía las mejillas ligeramente sonrojadas debido a la pena.

— En estos momentos no estoy de humor para hablar de esta clase de propuestas, ya que estoy con alguien importante. — respondió Yoon dejando el vaso vacío en la mesa, volviendo a ver al castaño, — pero como te veo entusiasmado, ve a la suite de abajo, busca a Hoseok y dile que estarás a prueba, con eso es suficiente y espero poder ayudarte, aunque todo depende de ti. — el castaño pestañeo sin comprender del todo lo que el rubio le había dicho.

— ¿Puedo saber qué tipo de trabajo haré? — preguntó con curiosidad tomando de nuevo su carrito, con una bonita sonrisa decorando su carita, — depende de tus habilidades y espero no solo seas una carita bonita, sino que solo serás un juguete para los demás, en cuanto a lo otro si eres inteligente puede que te quedes con Namjoon, más si eres ágil y bueno en combate puede que te quedes con Hoseok — explico con tranquilidad mientras acompañaba al chico hasta la puerta de la habitación.

— Le aseguro que no solo soy una cara bonita, señor Min, muchas gracias por la oportunidad. — respondió el castaño con seguridad, haciendo una pequeña reverencia para poder salir de la habitación; Yoon cerró la puerta y se giró para ir de nuevo hasta la mesita, — bombón ven, la comida ya está servida. — la voz del mayor puso alerta a un celoso Jimin, que salió de su escondite con un puchero.

— No me siento bien Hyung — respondió mientras jugaba con los botones de la camisa de Yoongi, la cual era casi tres tallas más grades que él, por lo cual le daba hasta la mitad de los muslos y las mangas de esta cubrían sus manitas, haciéndolo ver adorable y malditamente sexy.

— ¿Crees qué te cambiaría por ese mesero? — Cuestionó al pequeño pelirosa, acercándose hasta él, esperando a que dijera algo, pero al no obtener respuesta alguna, lo tomó de la cintura colocándolo en frente y lo cargo haciendo que el contrario envolviera sus piernas en su cadera.

— Te hice una pregunta cariño, respóndeme, ¿crees que te cambiaré por ese mesero? — Yoon volvió a preguntar, tomando a Jimin del mentón para que levantara la vista, exigiéndolo que lo viera a los ojos y respondiera.

— No lo sé... Joder no lo sé, pero el idiota no para de coquetearte y comerte con la mirada. — se quejó haciendo un movimiento brusco para que el mayor lo soltara del mentón, desviando la mirada, enojado por sentir sé ese modo tan idiota, ¡¿cómo podía estar celoso por eso?!, no lo comprendía.

— Pero bombón, no te cambiaría por nadie, la respuesta es no. — exclamo el rubio, reafirmando su agarre en los muslos del menor, llevando sus labios al cuello del pelirosa, para poder repartir besitos allí, de forma cariñosa.

— Pero... hyung. — el chico se quejó ante los besos proporcionados en su cuello, sosteniéndose mejor de los hombros del rubio, — no me gustó nada el tono sensual y sugerente que uso ese mesero. — agrego en un suspiro, ladeando su cabeza a un lado, para darle mejor acceso al mayor y dejo escapar un gemido de placer cuando las manos del rubio abandonaron sus muslos y pasaron a su trasero, sosteniéndolo con firmeza.

— A mí me gustan los retos cariño. — recordó el mayor con una sonrisa, antes de lamer el cuello del pelirosa, hasta su oído — llevo meses detrás de tu bombón, un simple mesero no captaría mi atención, teniéndote a ti completamente a mi disposición ahora. — concluyo de forma ronca y posesiva, nalgueando al menor.

El pelirosa jadeo por lo bajo, mordiendo su labio inferior, mientras el mayor lo dejaba en el piso con cuidado, para besar sus labios con necesidad, a lo que Jimin aprovecho pasando su mano por la entrepierna del rubio, — ya sé que quiero de postre. —aseguro el chico sin pisca de pena, al separarse de los finos labios de más alto.

— Entonces cena un poco y te daré tu postre las veces que quieras cielo. — respondió Min, alejando sus manos del firme y voluptuoso trasero del menor, para que este se dirigiera a la mesa suspendida en el aire, Jimin asintió sentándose para poder comer, aunque por su mente no paraban de pasar escenarios imaginarios muy subidos de tono, de todo lo que quería que el mayor le hiciera ahí y ahora, era casi las cuatro de la mañana y estaba tan caliente, que sabía a la perfección que pasaría de largo el resto del día. 

ESTOCOLMO © ANÁNKE #10 YOONMINWhere stories live. Discover now