Capítulo 9

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Habían pasado cerca de trece horas de que un individuo de mediana estatura, cabello rubio y armado abandonara la propiedad de los Park, junto con su único hijo, la señora de la casa se encontraba al teléfono por cuarta vez desde la madrugada, recibiendo la misma respuesta desde la primera llamada, — señora, como le dijimos ya varias veces, hasta que no hayan pasado setenta y dos horas no es dará una alerta de secuestro o desaparición. —

La señora Park negó indignada, al borde de un ataque de nervios, — pero señor oficial, un hombre armado entro a nuestra casa y se llevó a mi hijo... No creo que se haya ido de forma voluntaria. — objeto con lágrimas en los ojos, mientras su esposo le daba una taza de té, al pendiente de lo que dijeran.

— Como le dijimos debe esperar a que se cumplan las setenta y dos horas, pero lo mas probable es que esté en ese taller de danza que les comento, así que no se alarmen más. —respondió el policía antes de cortar la llamada.

El señor Park se sentó en el sillón individual de la sala, para beber de su café, mirando su reloj con impaciencia, — ¿dónde estará ese mocoso?, cada vez deja peor nuestro apellido querida. — comento con decepción, mirando a su esposa.

— No lo sé querido, pero tengo miedo de que algo le pase a nuestro hijo. — respondió la mujer mientras limpiaba sus lágrimas, para poder beber un poco de su té, hasta que la puerta principal fue abierta con algo de rudeza, dejando ver a un chico no tan alto, de cabellos oscuros y una expresión de burla.

— Tíos por favor, dejen la hipocresía hacia su propio hijo. — exclamo con molestia el chico, mientras veía el daño que había sufrido la chapa de la puerta después de los disparos, — ¿cómo te atreves a decir eso Jackson? — Cuestionó el señor Park con molestia e indignado del pensamiento de su sobrino.

— Pero es la jodida verdad, él no hubiera recurrido a vender contenido sexual por Instagram, si ustedes dos lo hubieran apoyado en su sueño de ser bailarín. — los padres de Jimin se miraron el uno al otro, sumamente sorprendidos y asqueados ante la información revelada.

— ¡¿Qué Jimin hace que?! — pregunto exaltada la mujer poniéndose de pie, no dando crédito a lo que escuchaba, su hijo era mayor deshonra hacia su familia y el apellido Park. — pues eso, mi querido primo vendía imágenes y videos sexuales de él, por dinero, para pagar la universidad. — Era tan cómico ver cómo sus tíos se deban cuenta recién de lo que hacía su propio hijo, bajo su techo.

— Son peores padres que los míos, por dios. — comento burlesco, aun sintiéndose completamente preocupado por su primo, llegando a temer lo peor, — quizás uno de esos hombres sea el responsable de esto. — agrego para salir de la casa, no quería aceptar que su único primo, había hecho semejante estupidez, sin medir las consecuencias y ahora tendría que acostarse contra su voluntad, con algún viejo asqueroso, que ni debía sé capaz de hacerlo llegar a un orgasmo.

Pero lo que Jackson no sabe, es que del otro lado de la ciudad Jimin se encontraba gimiendo encantado, mientras sus manos estaban atadas detrás de su espalda, — HYUNG... — lloriqueo fuertemente el pelirosa, sintiendo como un dildo de gran tamaño, se movía con al ritmo de la música, haciendo un espectáculo digno de admirar para su acompañante.

Jimin jamás había sentido su interior tan extraño, la sensación de como los hielos eran consumidos por sus húmedas y estrechas paredes, junto a aquellas vibraciones placenteras, que lo tenían sobre una nube de calentura y placer enceguecedor, provocado por el rubio, quien gustoso paseaba sus manos por la tersa piel del menor, haciendo un masaje erótico, jugando con sus puntos sensibles, robándole un par de gemidos y maldiciones.

— Necesito moverme, daddy, por favor.... — lloriqueo el menor, estar atado lo inquietaba, tanto placer y solo gemir no le bastaba, el sentir las manos de Min por su cuerpo solo poder retorcerse no bastaba, quería aruñar su espalda, enredar sus piernas en su cadera y anhelaba que el mayor entrara en él y lo follara tan duro que después de eso no pudiera ni moverse.

Yoongi rio de forma ronca, negando, aun estando de espaldas al menor, — no bombón, eso no pasara... — respondió con seguridad el rubio, dándole una nalgada al chico, quien sintió su cuerpo estremecerse ante el azote, gimiendo con la voz temblorosa, haciendo que el mayor sonriera victorioso, — porque aquí quien manda soy yo, ¿cierto bebé? —pregunto con seriedad, jalando de los cabellos al menor, encantado con los sonidos que emitía, en lo que el pelirosa asintió de forma sumida, estando a nada de poder correrse.

ESTOCOLMO © ANÁNKE #10 YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora